El estadio del Wigan Athletic está lejos de llenar su capacidad. Quizás, las abismales diferencias con el City desmotivaron a la hinchada del local. Comprensible. Es que el Wigan está en la League 1, equivalente a la tercera división del fútbol inglés. Chocar contra el equipo de Guardiola significa enfrentar al mejor equipo del país, plagado de figuras mundiales y con un juego que deleita. Difícil tarea para este humilde club, pero que sabe de grandezas: eliminó por FA Cup al West Ham y al Bournemouth, ambos participantes de la Premier League. En el fútbol no hay imposibles y a esta frase cliché se aferró el Wigan. Ese imposible se hizo realidad.
Como ha sido costumbre en las competiciones de copa inglesa, Guardiola hizo un equipo mixto entre titulares indiscutidos y jugadores que comúnmente son suplentes. Claudio Bravo forma parte de esos suplentes que son estelares indiscutidos en encuentros de la copa local. Esta vez no fue la excepción. La oncena estuvo marcada por la ausencia de varios inamovibles: Kompani, Otamendi, Walker, De Bruyne y Sterling. Sin embargo, el City tiene reemplazos de lujos.
Tras un error de Walker que dejó pasar el balón, la rapidez de la contra local pegó más fuerte que nunca. Will Grigg enfrentó mano a mano a Bravo y definió pegado al palo. Nada que hacer para el chileno. A
Adiós para Bravo. Así se despide el portero de una de las escasas competiciones donde su titularidad estaba asegurada. Pero el fútbol da revanchas y este domingo saldrá a la cancha para buscar el título en la Copa de La Liga. Es lo único que le queda.