Por Cristián Bustos
No es fácil encontrar en el fútbol chileno personajes que permanezcan en la memoria no solo por el talento y la magia que desplegaron, sino también porque marcaron una diferencia no habitual y donde sus grandes figuras trascienden más por sus líos amorosos con estrellas de la televisión o modelos ávidas de fama, sea por sus lujos materiales, automóviles de deportivos y millonarias excentricidades.
Francisco “Chamaco” Valdés Muñoz fue una de esas excepciones y cuyo deceso se produjo el 10 de agosto de 2009, estando por cumplirse 21 años de su partida en la población Juan Antonio Ríos –siempre se mantuvo en su barrio popular- y a la que llegaron miles de hinchas a despedir a quien fuera sinónimo de buen fútbol y una gran calidad humana por sobre sus dotes deportivas.
“Chamaco” Valdés se mantuvo por décadas y hasta 2019 como el máximo artillero de la Primera División (215 goles), marca que solamente logró superar Esteban Paredes (216) el 5 de octubre del año pasado en el superclásico frente a la Universidad de Chile.
Hoy con 215 goles se mantiene en el segundo lugar del pináculo de quien es considerado el cerebro de las campañas que le dieron tres títulos a Colo Colo y una final de Copa Libertadores, integrando el recordado plantel de 1973 junto a ilustres como Carlos Caszely, Leonardo Véliz, Leonel Herrera y Guillermo Páez, entre otros.
Encaró al dictador en 1973
“Chamaco” Valdés se formó en Colo Colo y debutó en 1961 en un plantel plagado de estrellas como “Cua Cuá” Hormazábal, Luis Hernán Álvarez, Juan Soto, Mario Moreno, Jorge Toro y Bernardo Bello. En su primer año convirtió 20 goles; sin duda, toda una proeza para un jugador que no oficiaba como centro delantero. Valdés tenía un talento innato como volante, con una precisión extrema en pases en profundidad y exhibiendo siempre gran certeza con las pelotas detenidas.
Desde entonces se convirtió en uno de los ídolos más queridos en Chile y hasta hoy de la familia colocolina. Su fama la aprovechó para estar presente en actividades de bien social como recaudar fondos para ex futbolistas en situación de pobreza, ayudar a menores aquejados por enfermedades terminales, apoyo a clubes de barrios y también a mujeres que participaban en ollas comunes en Santiago -tras el derrocamiento de la Unidad Popular-, en uno de los períodos de mayor represión al movimiento social.
Discreto, sin hacer mucho ruido, transmitió su calidad humana en uno de los peores momentos que vivió el pueblo chileno post golpe cívico militar. En plena dictadura se enteró que los ex futbolistas Hugo Lepe y Mario Moreno, con quienes con había jugado en Colo Colo, estaban detenidos en el Estadio Nacional.
Mario Moreno fue el fundador y primer presidente del Sindicato de Futbolistas Profesionales, y un jugador notable por la banda derecha que jugaba con las medias abajo y que le valió ser preseleccionado por Fernando Riera para la Roja que jugó la Copa Mundial de 1962. Moreno logró avances notables en los derechos de los futbolistas chilenos con los clubes que hasta antes de su irrupción como dirigente sindical los contratos eran leoninos y los futbolistas verdaderos esclavos de las instituciones.
Mario Moreno venía de una familia comprometida con los procesos de cambios sociales y uno de los hermanos es Roberto Moreno, ex miembro de la Comisión Política del MIR.
Hugo Lepe, por su parte, además de futbolista y defensa central -que hizo dupla en Colo Colo con el inolvidable Humberto “Chita” Cruz-, era de profesión arquitecto. Antes de llegar al Cacique habían triunfado en Santiago Morning. Además del fútbol Lepe trabajaba en el Ministerio de Obras Públicas, donde como militante socialista se comprometió con el proceso de la Unidad Popular. Debido a eso y a pesar de haber sido hasta seleccionado chileno, fue detenido y torturado en las mazmorras del Estadio Nacional, el mismo lugar donde por años jugó, triunfó y fue aplaudido quizás hasta por sus propios verdugos.
Chamaco Valdés se dirigió al entonces edificio Diego Portales –hoy centro cultural Gabriela Mistral- solo y sin compañía pidió hablar con el tirano Augusto Pinochet a quien le solicitó que los liberara. Eran años en que atreverse a esas peticiones era difícil y riesgoso más aún cuando emplazó al genocida diciéndole que si no los sacaba, sería el peor enemigo de su gobierno. Días después Lepe y Moreno salieron en libertad.
El “Chamaco” en números
Francisco Valdés marcó 215 goles en torneos de Primera División, estableciendo una cifra récord, que recién pudo ser superada hace un año. Jugó 13 temporadas en Colo Colo, y 371 partidos con la camiseta del Cacique. Formó parte del recordado equipo subcampeón de América en 1973 y capitán del primer club chileno en ganar un partido oficial en el Maracaná derrotando a Botafogo por 2 a 0, y siendo el autor de uno de esos goles. Con los albos fue campeón nacional en 1963 y 1972, y monarca de la Copa Chile en 1974.
Por la Selección Chilena, disputó dos Campeonatos Mundiales: Inglaterra 1966 y Alemania 1974. Si se suman conquistas por torneos internacionales y la selección nacional, la cifra de tantos oficiales aumenta a 244.
Chamaco jugó además en Unión Española, Antofagasta, Wanderers, Cobreloa y Arica. Se transformó en el máximo artillero colocolino por torneos oficiales con 180 goles (179 en 353 partidos por el campeonato nacional más un tanto por la liguilla de Copa Libertadores) y en el máximo artillero en el certamen continental con 20 anotaciones en 44 encuentros.
Valdés nunca firmó por un club fuera de Chile, disputó con la selección chilena 50 encuentros, y marcó nueve goles. Se retiró en 1981, con la camiseta de Deportes Arica. Hasta hoy su fútbol es recordado como una de las mejores herencias legadas por un jugador que fue un grande dentro y fuera de la cancha.