Se cumplieron todos los pronósticos: la selección de Estados Unidos se consagró campeona del Mundial Femenino de Fútbol de Francia 2019. Se trata del cuarto título de la historia y el segundo consecutivo para las estadounidenses, que ya se habían consagrado en la edición pasada.
En la final, el equipo de Jill Ellis derrotó por 2-0 a Holanda en Lyon. Los goles fueron de Megan Rapinoe, a partir de un penal sancionado con intervención del VAR a los 15 minutos del segundo tiempo, y de Rose Lavelle.
Como era de esperarse, Estados Unidos tomó la iniciativa y se paró en campo rival en el comienzo. Las dirigidas por Jill Ellis apostaron a una alta presión, aunque en los primeros minutos no lograron tener profundidad en sus ataques. Holanda esperaba y buscaba salir de manera veloz, aunque no encontraba los caminos para hacerlo.
La primera ocasión de gol del partido llegó a los 27 minutos y fue para las estadounidenses: tras un córner, la pelota le quedó a Julie Ertz y la arquera Sari Van Veenendaal se lució con una gran tapada.La guardametas del conjunto Naranja sería la gran clave de su equipo para mantener el cero en la etapa inicial.
Sobre el cierre del primer tiempo, Estados Unidos "apretó el acelerador" y activó a sus figuras para intentar abrir el marcador. Megan Rapinoe fue una de las que se puso el equipo al hombro: a los 37', mandó un centro peligroso desde la izquierda que nadie llegó a empujar y, un minutos después, imitó el movimiento pero esta vez Alex Morgan conectó y Van Veenendaal se quedó con su intento casi sobre la línea. Morgan se encendió sobre el cierre de la etapa y a los 39' intentó sorprender con un potente disparo de afuera del área que otra vez forzó una intervención acertada de la arquera holandesa.
El encuentro entró en su mejor etapa y ganó en intensidad. Holanda se paró de contra y hasta llegó al área rival con cierto peligro, pero el marcador no se movió. Esos últimos minutos generaron gran expectativa de cara a la segunda parte.
El complemento no defraudó y trajo consigo todas las emociones que se esperaban desde el inicio. Sobre los 57', Stefanie van det Gragt fue a marcar a Alex Morgan con la pierna alta y le pegó una patada en el hombro. La delantera estadounidense cayó y, segundos después, la árbitra Stéphanie Frappart revisó la acción con el VAR. Luego de verla en las pantallas, cobró el penal que Megan Rapinoe cambió por gol para decretar el 1-0.
La apertura del marcador cambió la tónica del partido. A las vigentes campeonas se les abrió el partido y rápidamente lograron el 2-0. Rose Lavelle se despachó con una gran jugada individual que cerró con un remate esquinado.
Van Veenendaal fue la gran responsable de que la derrota holandesa no fuera aún más abultada. Respondió con seguridad ante Dunn y Morgan, que iban en busca de la goleada gracias a los espacios que se les abrieron a las estadounidenses en la recta final.
Estados Unidos conquistó así su cuarto título mundial, después de los logrados en 1991, 1999 y 2015. Así engrosó un palmarés en el que también cuenta con cuatro medallas de oro olímpicas (1996, 2004, 2008, 2012).
El estadio de Lyon se vio colmado por fanáticos que concurrieron desde Estados Unidos y desde Holanda para ver a sus equipos en la gran final. El público francés – a pesar de que su seleccionado no pudo llegar hasta el partido decisivo- se sumó masivamente. Hasta el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, se dio cita en el lugar y estuvo acompañado por el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
La final fue emotiva y estuvo a la altura de un torneo que marcó un antes y un después para la disciplina. Los niveles de audiencia, la asistencia a los estadios, la cobertura mediática y las interacciones en las redes sociales dan cuenta de la revolución que significó el certamen para el fútbol femenino en todo el mundo. "Ha sido el mejor Mundial femenino de la historia", dijo Infantino y los números así lo demostraron.