Esta frase puede resumir lo que pudo significar y el sentimiento en el aficionado la existencia terrenal como jugador del ídolo mundial del fútbol, Diego Armando Maradona, un verdadero astro quien acaba de fallecer producto de una descompensacion cardíaca, punto final a una vida de fama, gloria eterna, excesos y abusos.
No estuve en el Nacional en marzo de 1980 cuando vino como jugador internacional ya consagrado con apenas 19 años, luego de llevar a la Argentina ganar el mundial juvenil de Japón '79, asombrando a las entonces 65 mil personas de un estadio semilleno con un gran espectáculo en el triunfo albo frente a los bichos colorados (3-2) merced también al durisimo trato que recibió de la zaga alba de entonces.
Lo pude disfrutar en mayo de 1994 cuando vino la albiceleste de Basile ensayando antes del mundial de USA '94, prontamente mostró su experimentada chapa (33) para recibir de Chamot y desairar totalmente a su cancerbero con un sombrerito de pecho, girar en noventa grados e irse en ataque contra su perfil.
Sombrero y taco, calidad infinita, nada menos que la de un admirador del Bocha.
Lujos fútboleros que se ven cada vez menos en nuestro ahora más empobrecido fútbol.
Diego regó con su talento las canchas de cada lugar del planeta que visitó, llenando los ojos y la panza con el mejor fútbol que se pudo ver en los últimos cuarenta años. No habrá otro igual en una cancha de futbol.
Se fue Maradona, se fue como burlándose de nuestra inferioridad. Se fue el del caño en su debut en primera, el que dejó muy grande a Argentinos Juniors abandonando para siempre el rótulo de ser solo un equipo de barrio, el de los cuatro goles a Gatti, el que terminó con la sequía de Boca el '81, el del Barca junto a Schuster donde lo persiguieron hasta facturarlo.
Se fue el genio del calcio que dejó al Napoli campeón de Italia y Europa, se fue el que le dio nada menos que la segunda estrella del mundo a la albiceleste y que aún espera su retorno, el que defendió ese título hasta la final el '90 con un tobillo totalmente inflamado y un dedo del pie roto, el único que quiso y pudo jugar asi.
Se fue el que ilusiono el' 94 con otra estrella hasta que lo sacaron en pleno mundial por dar positivo con una sustancia que se consume en cualquier gimnasio hoy, se fue el de Newell's reventando el Parque Independencia, el joven DT de Mandiyu junto a Carlitos Fren, se fue el que volvió a Boca para hacer retumbar y bailar a La Bombonera.
Se fue y ya no pudo esquivar más el guadañazo que lo acechaba desde hace mucho tiempo, se fue el que cantaba Rodrigo y los grupos, poetas e ilustradores a los que inspiró, se fue alguien a quien le veneraron incluso una confesión religiosa.
Te vas antes de tiempo Diego, tu cuerpo mortal será despedido con gran respeto en tu casa de gobierno y tendrá que recorrer la Paternal, Fiorito, Crucero y Brandsen y tantos lugares estos tres días que acompañarán tu despedida.
Nunca podremos olvidarte Diego!