Oh I'm just counting

¿ Qué viene para Colo Colo que estuvo a un paso de la verguenza histórica? Por Cristián Bustos, periodista

 

Cualquier turista que hubiese visto en la televisión el miércoles 17 de febrero pasado, a los jugadores de Colo Colo que se abrazaban en la cancha del estadio fiscal de Talca; algunos arrodillados elevaban los brazos al cielo y derramando grandes lagrimones, habría imaginado que “el equipo que sabía ser campeón” –como dice su himno- había conquistado un nuevo trofeo en su extenso historial de éxitos deportivos en los 95 años del club más popular del país.

Pero no, esas imágenes de la televisión, mostraban a un Colo Colo que ese día debió luchar hasta el minuto 96’ su permanencia en la Primera División, confirmando que la temporada 2020 fue la peor en toda su historia deportiva.

No se trata de idealizar al club que hace ya varios años que viene de tumbo en tumbo, como resultado de las malas administraciones de la sociedad anónima deportiva que regenta el club, y que alcanzó el punto de ebullición en esta paupérrima campaña si no fuera que el futuro de la institución sigue siendo incierto en las manos del lumpen de cuello y corbata que lo administra.
Una enjundia de tahúres y especuladores bursátiles, que amén de chocar entre ellos y estar divididos en el directorio, manosean a su antojo a los representantes del antiguo Club Social y Deportivo Colo Colo, que solo en el papel representa la historia de lo que alguna vez fue la institución y el alma de un pueblo aguerrido y trabajador.

Colo Colo es Chile…, dice uno de sus muchos gritos de batalla que por casi un siglo han coreado sus hinchas y que continúa anclado en el corazón de la mayoría de los chilenos. Por décadas se decía que los domingos era el único día en que el pueblo de Chile celebraba. Y era cierto, porque la mayoría de las veces, se imponía a sus rivales en partidos memorables que llevaron a algunos cronistas deportivos a decir que al día siguiente la “marraqueta estaba más crujiente”.

Colgados del travesaño

Por eso que a los hinchas les dolía mucho ver a este Colo Colo que sus últimos partidos de cierre del torneo fueron todos iguales con jugadores que en otros tiempos no habrían podido ni siquiera cruzar por afuera de las puertas del Monumental.

Un equipo temeroso y famélico de talentos que se aferraba a ganar puntos ante equipos que otrora habrían sido goleados; un plantel de jugadores mediocres y longevos –viejos cracks–, que hace ya mucho deberían haber sido
jubilados, y que se colgaban del travesaño, para ganar por la cuenta mínima, como ocurrió en ese último partido de definición con Universidad de Concepción.
El pueblo pobre colocolino veía con desesperación cómo quienes alguna vez fueron sus grandes ídolos y referentes, pero que ahora eran incapaces de durar 10 minutos en la cancha.

No les importaba que ganaran más de $30 y $40 millones mensuales -que es un insulto para quienes
apenas ganan el sueldo mínimo-, pero que al menos fueran capaces de jugar un tiempo y con el grado de calidad futbolística que alguna vez tuvieron.

En 2020 el pueblo albo vio la decadencia en su máxima expresión de un club donde los principales responsables son el directorio de Blanco y Negro que lo ha ido llevando a la ruina, después de más de una década de ser controlado por esta sociedad anónima deportiva.

¿Habrá hinchas que recuerden cuando el primer presidente George Garcelón anunció en
medio de la demagogia y venta de humo que Colo Colo sería el “Real Madrid” de Sudamérica?

Lo que viene y la Ley de Murphy

Lo que viene para Colo Colo 2021 no es para cantar victoria y como dice la Ley de Murphy, “las cosas aún pueden ser peores”. La pugna del comerciante sirio Aníbal Mosa con el sector del malandra y socio de Ponce Lerou, -Leonidas Vial–, no tiene para cuando terminar por lo que el club seguirá en caída libre.

No es necesario ser pitoniso para saber que la institución en manos de estos tránsfugas no tiene opción alguna de reverdecer laureles más allá de algún maquillaje que le puedan hacer al primer equipo.
Ambos se mueven en el mundo de la especulación, las puñaladas por la espalda y la codicia po seguir apropiándose de los millonarios recursos del CDF -pos contrato firmado con Turner Network Televisión-, por lo que proyecciones optimistas a futuro son escasas.

Un club que no invierte en procesos formativos está condenado a tener malos jugadores que en otros tiempos habrían podido solo jugar en la Primera B o en clubes chicos de provincia, como son los que se vieron esta última temporada con los casos de Iván Morales, Jayson Rojas o Branco Provoste.

¿Alguien se imagina a estos jugadores a la altura de lo que fueron un Caszely, “Chamaco”, Jorge Toro o “Cuá Cuá” Hormazábal?
A pesar que ahora terminado el torneo 2020 hicieron una “barrida” de los viejos cracks –Paredes, Valdivia, Fernández, Carmona, Barroso, Insaurralde y otros– institucionalmente Colo Colo es débil y carente de sólidas estructuras competitivas que sean manejadas por profesionales competentes.

Es cosa de ver los cuerpos técnicos que han pasado en los últimos años por el primer equipo. ¿Quién podría imaginar que alguna vez las inferiores de Colo Colo estuvieron en manos de José
Pékerman?

De manera que optimismo para lo que venga este 2021 no puede haber. Las SAD son hoy el cáncer que tiene el club y los tumores malignos los directores. Aunque todos digan que el sistema de las sociedades anónimas deportivas “no da para más”, las opciones de hacer una cirugía y recuperar
el club para los hinchas y los socios se ve muy lejana… Tan lejana como cuando se escuchaba que
Colo Colo es “el equipo que ha sabido ser campeón”.