Oh I'm just counting

Sus ex compañeros de Universidad Católica recuerdan a Raimundo Tupper a 25 años de su muerte

El 20 de julio de 1995 el futbolista de Universidad Católica Raimundo Tupper decidió quitarse la vida en Costa Rica en un hecho que consternó al fútbol chileno tras una larga depresión.

Su despedida, dos días después fue multitudinaria. Y es que quien fuera lateral del elenco cruzado por varios años se ganó el cariño de la hinchada y de sus compañeros gracias a su forma de ser.

"Vuelvo a ver esas fotos en las que estamos abrazados y lo sigo recordando como lo que fue: el amigo, el personaje, todo. Era uno de los primeros en llegar a abrazarme cuando hacíamos un gol y eso que era lateral, pero vivía en el ataque. Y siempre haciendo goles yo, lo encontraba al Mumito abrazándome atrás mío. Son esas cosas que tengo en la memoria. Lo recuerdo con mucho cariño y nadie me va a sacar de la cabeza esos momentos que vivimos dentro y fuera de la cancha. ¿Hasta dónde habría llegado? No sé. Para mí es imposible imaginarlo", comentó Alberto Acosta en diálogo con El Mercurio.

Marco Cornez, ex arquero de la UC, también tiene un especial recuerdo por Tupper: "Esto pasó el 95, cuando él estaba justo en una etapa de despegar, de salir a Europa. Esas eran sus ilusiones, ese era su afán. Y también los estudios. Siempre pensaba en ser un profesional. Lo veíamos como un intelectual, muy preparado. Conocí bien a Raimundo, desde su etapa de formación, cuando era un jugador de proyección. Siempre llevaba unos libros gordos a todos lados. Le decíamos: ¡¿Cómo vas a estar leyendo?!, comenta el portero.

Mientras Jorge Contreras destacó su calidad como persona: "A veces, mi opinión, veía que él tenía un perfil que no correspondía mucho al del futbolista, de estar bromeando y esas cosas. En el fútbol hay mucho ego, a veces envidia, pero él era buenísimo, sano, alegre, porque compartía con el grupo y se le notaba. Tenía voz, porque estaba bien educado, se preparaba bien. En las conversaciones era agradable, uno aprendía con él. Quizás dentro del fútbol se busca la broma, reírse del compañero; él tenía otra manera de hacerlo, con otro nivel. Sin hacer diferencias, se adaptaba muy bien a los grupos. Con él se disfrutaban mucho las reuniones y uno se daba cuenta de la calidad de persona", comentó Contreras.