Racing Club aplastó a Botafogo en Río de Janeiro por 2-0 (4-0 en el global) en el partido de vuelta de la Recopa Sudamericana y levantó un nuevo título y escribió otra de las páginas más gloriosas del equipo de Avellaneda. En la ida, el equipo argentino había ganado 2-0, y en la vuelta tuvo su premio por no especular.

Desde el vamos, la Academia salió con todo. Presión alta y contragolpes letales.

Una y otra, y otra vez le frustraban la chance. Ya fuera por el arquero John o por imprecisión en la definición, Racing no podía golpear pese a que lo merecía. Y como en todo partido, el rival también juega. Cuando el Fogao se acomodó en el campo de juego, tuvo momentos en que merodeó el arco de Gabriel Arias. Igualmente no lograba descifrar lo que hacía Racing y tampoco lastimar, más allá de algún tibio acercamiento. Hasta que... a los 40', un tiro libre que fue en forma de centro al área de la Academia encontró a Alexander Barboza, quien cabeceó al ángulo y exigió una respuesta límite del arquero.

Matías Zaracho, ingresado en el entretiempo por un Luciano Vietto que se fue con amarilla, tuvo impacto inmediato. Gastón Martirena remató, la pelota rebotó en un defensor y el volante apareció en el área cerca del palo izquierdo, donde parecía que no tenía ángulo. Pero igualmente el remate fue certero y preciso para colarse en el otro ángulo del arco defendido por John. Fue el primer gol del futbolista tras su vuelta a la Academia y desató la locura no solo de los hinchas, sino de Gustavo Costas.

Ahí se terminó definitivamente la serie y el partido para Botafogo. Fue todo de un Racing que literalmente se floreaba. Y a los 69', por si quedaban dudas, dio el mazazo final cuando dominaba con todas las letras al Fogao. Martirena apareció por derecha y la pinchó al área cuando vio que entraba Zuculini. El volante la paró con el pecho y fusiló al arquero para el 2-0. Y para demostrar la amplia superioridad de un equipo sobre otro en una serie, algo poco visto en estas instancias.