La carrera de Adriano fue corta, pero intensa. Se hizo notar como uno de los futbolistas más llamativos del planeta con Inter de Milán y dio el salto a la Selección de Brasil en la que lucía como el gran relevo de Ronaldo, pero los problemas personales que empezaron con la muerte de su padre hicieron que todo se viniera abajo.
Recientemente ha sido noticia por algunos videos en su natal favela de Río de Janeiro y en medio de todo esto, publicó una sentida carta en The Player's Tribune. "¿Sabes lo que es ser una promesa? Yo lo sé. Incluso una promesa incumplida. El mayor desperdicio en el fútbol: Yo. Me gusta esa palabra, desperdicio", arrancó.
"No sólo porque es musical, sino porque me encanta desperdiciar mi vida. Soy bueno así, desperdiciando frenéticamente. Me gusta esa etiqueta. Pero nunca he atado a una mujer a un árbol, como dicen. No tomo drogas, como intentan demostrar. No soy un criminal, pero por supuesto podría haberlo sido. No voy a discotecas", dijo el exjugador de 41 años.
Contó, además, cómo es su día a día. "Siempre voy al mismo sitio, el quiosco de Naná, si quieres conocerme, pásate. Bebo todos los días, sí, y los días que no lo hago a menudo también. ¿Por qué alguien como yo llega a beber casi todos los días? No me gusta satisfacer a los demás. Pero aquí va una. Porque no es fácil ser una promesa que sigue endeudada. Más aún a mi edad", expresó.
"Me llaman el Emperador. Imagínate. Un tipo que salió de las favelas para ganarse el apodo de Emperador en Europa. ¿Quién puede explicarlo, hombre? Todavía no lo entiendo. Quizás no hice tantas cosas mal, ¿no?", añadió.
Es por eso que Adriano habló de los motivos de su temprano retiro a los 34 años, pero muy temprano había dejado el primer nivel. "Mucha gente no entiende por qué abandoné la gloria del campo para sentarme aquí bebiendo en aparente deriva. Porque en algún momento quise hacerlo, y es el tipo de decisión de la que es difícil retractarse", resaltó.