Foto: Funeral de una pequeña bebé palestina en Franja de Gaza
Al menos 22 palestinos y cuatro israelíes han muerto en la nueva espiral de violencia desatada el pasado viernes y agravada este domingo con los bombardeos de las Fuerzas Aéreas israelíes sobre el enclave palestino y el lanzamiento de más de 600 cohetes contra territorio israelí. El número de heridos entre los palestinos es de 125, mientras que Israel informa de 150 heridos, la mayoría leves, por los cohetes.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha dado orden este domingo de atacar a la zona de la Franja de Gaza.
Las represalias de la aviación militar hebrea contra más de 320 objetivos de las milicias palestinas en Gaza se han cobrado la vida de 22 personas, entre ellas dos mujeres embarazadas y un bebé. Ninguna de las partes enfrentadas parece vislumbrar un alto el fuego, pese a los buenos oficios de Egipto y de la ONU. Hamás ofreció una tregua a Israel respaldada por los mediadores y por Qatar.
Las Fuerzas Armadas israelíes han desplegado una brigada de carros de combate en la frontera y han enviado una brigada de artillería y otra de infantería en previsión de una incursión terrestre en el enclave. Los aviones de combate israelíes han atacado la Oficina de Seguridad Interior de Hamás, centro neurálgico del movimiento en la capital de la Franja.
Mientras tanto, más de 200.000 alumnos permanecen en sus casas con los colegios y guarderías cerrados en la periferia de la Franja. Ciudades como Rishon Letzion, ocho kilómetros al sur de Tel Aviv en la superpoblada área metropolitana central, han abierto al público los refugios antibombardeos aéreos.
El Ejército asegura que el 70% de los proyectiles disparados desde Gaza han caído en descampados y que más de un centenar de ellos son cohetes que han sido derribados por los interceptores del sistema antimisiles Cúpula de Hierro. “Vamos a seguir operando militarmente”, anunció en una conferencia de prensa telefónica el teniente coronel Jonathan Conricus, portavoz internacional de las Fuerzas Armadas.
La inteligencia castrense israelí ha achacado la muerte de la palestina Salah abu Arar, de 37 años, y de su hija Saba, de 14 meses, a la explosión de un cohete de Hamás, "que cayó donde no debía”, según precisó Conricus. El Ministerio de Sanidad de Gaza informó de que ambas habían muerto a consecuencia de las lesiones causadas por la metralla de un misil israelí. Los hospitales de la Franja han contabilizado la muerte de al menos 22 personas, entre ellos nueve civiles y 12 milicianos o militantes de grupos palestinos, desde la madrugada del sábado, así como más 140 heridos.
Fuentes palestinas dan cuenta de la destrucción de 60 casas, mientras otras 540 han sufrido daños en los bombardeos.