El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó disparar y derribar un "objeto" que estaba sobrevolando el estado de Alaska, informó en una rueda de prensa John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca.
Kirby explicó que, en las últimas 24 horas, el Pentágono detectó un "objeto de gran altitud" sobre el estado de Alaska y en la última hora Biden dio la orden para que un avión de combate asociado al Comando Norte de EE.UU. lo disparara y derribara.
El "objeto", en principio, parece ser diferente al "globo espía" chino que Estados Unidos derribó el sábado pasado después de que sobrevolara varias zonas del país, dijo el portavoz.
En concreto, Kirby explicó que el "objeto" derribado era mucho más pequeño: tenía el tamaño de un "pequeño vehículo", mientras que las proporciones del "globo espía" eran de "dos o tres autobuses".
Además, el "globo espía" chino tenía capacidad para maniobrar, pero el "objeto" que fue disparado hoy no tenía esa habilidad y estaba a merced del viento, detalló el portavoz.
A la hora de dar la orden de derribar el "objeto", uno de los factores que preocupaba a Biden era la altitud a la que volaba, de 40.000 pies de altura (unos 12 kilómetros) y lo que le situaba a una altura en la que podía interferir con la trayectoria de aviones civiles, detalló Kirby.
A diferencia del "objeto" derribado, el "globo espía" chino volaba a unos 65.000 pies (20 kilómetros).
El "objeto" ha sido derribado sobre unas aguas que están congeladas en el estado de Alaska y, ahora, se están recolectando los fragmentos del ente derribado para determinar exactamente de qué se trataba, detalló Kirby.
Estados Unidos ha acusado al Gobierno chino de haber desarrollado, con la implicación de las Fuerzas Armadas, un "programa" de globos para labores de espionaje y que ya han sobrevolado más de 40 países en cinco continentes.
Pekín defiende que el globo que derribó Washington el sábado era un aparato meteorológico que se "desvió de su rumbo original" por "causas de fuerza mayor".
El descubrimiento de estos "globos espía" ha desencadenado una nueva crisis diplomática entre Estados Unidos y China y motivó la suspensión de un viaje que el secretario de Estado, Antony Blinken, tenía previsto hacer al país asiático.