Oh I'm just counting

Argentina: Macri con cada vez menos popularidad relanza su campaña con un acto al estilo más peronista

El tren pasa por la Quinta de Olivos, la residencia presidencial argentina, pero Mauricio Macri no lo ha tomado nunca hasta este sábado, en sus casi cuatro años de mandato. El presidente ha recorrido diariamente en helicóptero los 20 kilómetros que separan la finca donde vive de la Casa Rosada, en el centro de Buenos Aires. Noqueado por los 16 puntos de ventaja que le sacó el candidato peronista, Alberto Fernández, en las primarias del 11 de agosto y con la economía hecha trizas, Macri ha decidido salir a la desesperada para intentar lo que parece imposible: forzar una segunda vuelta en las presidenciales del 27 de octubre.

“Vamos a defender el país que queremos, todos juntos, hoy comienza la marcha del ‘Sí, se puede’, treinta días por todo el país, hombro a hombro, todo lo que nos une, que no nos resignamos porque sabemos que un mejor país es posible y está mucho más cerca de los que podemos ver”, dijo Macri desde encima de un trailer situado frente a la moderna estación de cercanías de Barrancas de Belgrano, una de las obras recientemente inauguradas por el gobierno.

El mandatario liberal había llegado desde la estación de Olivos, tratando de darse un baño de gente al más puro estilo peronista, aunque los dos primeros vagones del convoy estuvieran controlados por la seguridad presidencial y en la estación de Belgrano, un acomodado barrio porteño, solo se detuviera el tren de Macri.

“¡Sí se puede!”, era la consigna más cantada por los asistentes, que los organizadores cuantificaron en 100.000 personas, aunque la mitad de esa cifra era más ajustada a la realidad. Una gran bandera argentina presidía el trailer-escenario, y los globos y banderitas albicelestes predominaban entre los asistentes.

Acompañado de todos sus ministros y asesores cercanos, la mayoría mezclados entre el público para potenciar la imagen de cercanía a la gente, Macri prometió una bonanza económica en la que ningún economista cree, vista la monumental e impagable deuda contraída con el FMI y con acreedores privados. Sin embargo, el presidente dio un mitin multitudinario a grito pelado, infrecuente en una campaña que, hasta la derrota de las primarias, se basaba en actos reducidos, siempre en un recinto cerrado y contando con el apoyo de las redes sociales para su amplificación.

Un acto justicialista de libro, donde incluso hubo bombos. Entre los oradores, un peronista, el candidato a vicepresidente de Macri, Miguel Ángel Pichetto, el principal fichaje de campaña para contrarrestar la unidad del partido de Perón en torno a Alberto Fernández y la exmandataria, Cristina Fernández, su candidata a vicepresidenta.

“Los esfuerzos realizados por la clase media, por ustedes, tienen que parar”, clamó Pichetto. “Se acabó el ajuste”, añadió, a pesar de que sabe que los argentinos no van a parar de apretarse el cinturón en los próximos meses. “Si gana Fernández, gana Cristina y va a gobernar ella”, dijo. “La que tiene el poder en ese espacio es Cristina Fernández de Kirchner, no tengan ninguna duda”, insistió Pichetto.

El mitin es el primero de treinta actos masivos que Macri pretende llevar a cabo diariamente y en un lugar distinto del país, donde piensa ir anunciando medidas para paliar la grave crisis económica, que ha situado al país al borde de la suspensión de pagos.