Las circunstancias son diferentes y los nombres son otros, pero para muchos pareciera ser una historia conocida: Argentina recurriendo al Fondo Monetario Internacional para salvarse de una latente crisis económica.
Así, en una especie de déjà vu, el pasado 8 de mayo Mauricio Macri sorprendió al mundo pidiendo ayuda "urgente" justamente en uno de los puntos que muchos creían -y que él mismo prometió- sería su fuerte: la economía.
Hoy, a días de que se firme el acuerdo con el FMI, los porteños recuerdan la relación de desencuentros con el organismo y la Capital Federal nuevamente se convierte, poco a poco, en el epicentro de las protestas sociales. "La sociedad está enojada con el Presidente", advierte a Emol el analista político y columnista del diario La Nación, Joaquín Morales Solá.
Y es que sumado a la inflación, al alza de las tarifas y a la subida cambiaria, "el recuerdo del Fondo Monetario Internacional es un mal recuerdo para los argentinos", agrega. "Tenemos más de 50 años de acuerdos con el FMI y con toda clase de gobiernos, pero pasa que cuando no hubo crisis pasó inadvertido. Nuestra sociedad asocia al Fondo a sus momentos más difíciles, por lo tanto nunca es bien visto, siempre apareció como protagonista", explica el periodista haciendo alusión principalmente a la crisis de 2001 que culminó con el denominado Corralito.
Pero la llegada de este "mal recuerdo" no estaba prevista por la ciudadanía, ya que llegó después de dos años en que Macri logró afianzar confianzas y sembrar la idea de una estabilidad interna. Sin embargo, una serie de eventos dejaron al descubierto algo que los mercados externos venían percibiendo hace meses: el plan económico planteado, fue menos exitoso de lo que se creía.