Bolivia encara la última semana en que está prevista la cuarentena en el país mientras sigue el aumento de casos de coronavirus, con 250 fallecidos y 6.263 positivos entre sus cerca de 11 millones de habitantes.
El estado de emergencia sanitaria está declarado hasta el 31 de mayo, con la principales ciudades en riesgo alto ante la Covid-19, aunque desde este lunes iniciaron algunas flexibilizaciones de las restricciones.
La ciudad de El Alto, la segunda mayor del país con cerca de un millón de habitantes, comenzó a recuperar transporte público como los populares minibuses, pero con medidas preventivas como la ocupación de solo una parte de su capacidad para mantener la distancia social.
En cambio, la región amazónica de Beni tiene declarado desastre departamental, tras colapsar el sistema de salud por un repentino brote de la enfermedad después de haber sido durante semanas el único departamento del país libre de coronavirus.
Una delegación del gobierno interino encabezada por la ministra transitoria de Salud, Eidy Roca, llegó en esta jornada a la capital regional, Trinidad, para la puesta en marcha de un "plan de acción inmediata" con apoyos como el de la Organización Panamericana de la Salud, a la que se había pedido ayuda para instalar un hospital de emergencia con 150 camas.
Las ayudas a esta región, una de las más extensas, con cerca de 213.000 kilómetros cuadrados, pero de las más despobladas, con alrededor de medio millón de habitantes, se suceden en los últimos días tras reportarse muertes en sus casas de personas que se teme que padecían Covid-19 y un inusual número de cerca de un centenar de entierros en fosas excavadas con urgencia en un cementerio.
La situación de mayor urgencia está en Beni, con llamados del personal sanitario para el envío inmediato de médicos e insumos y campañas solidarias desde otras partes del país, mientras Santa Cruz sigue encabezando el número de fallecidos y positivos, 123 y 4.199, respectivamente.
La región cruceña es la más grande, de unos 370.000 kilómetros cuadrados, y poblada de Bolivia, con cerca de cuatro millones de habitantes, además del motor económico del país, donde la actividad se residente desde que el pasado 22 de marzo comenzó la emergencia.
La duración de la cuarentena, con restricciones para salir de casa, generó protestas en el país, en el que mucha gente depende del día a día en la calle para ganarse la vida.
El gobierno interino de Jeanine Áñez defiende que la prioridad es la salud, e incluso se pospusieron sin fecha las elecciones de mayo, lo que provocó también protestas por el temor a que se aferre al poder.
La gestión de Áñez es cuestionada desde distintos ámbitos, a lo que argumenta que heredó una sanidad precaria de su antecesor Evo Morales.