La ultraderecha amenaza la convivencia en Alemania y hay quien no está dispuesto a permitirlo. Como la canciller Angela Merkel, del partido democráta cristiano quien en un discurso apasionado -raro en ella- ha mostrado todo su desprecio hacia el odio que inoculan formaciones como Alternativa para Alemania (AfD), de extrema derecha, incluso en el seno del propio Parlamento, sede de la soberanía nacional. 

Todo empezó con un gesto, el de la diputada ultra Beatrix Von Storch, quien más allá de los gritos a sus adversarios en el Bundestag, comenzó a hacer un gesto muy claro, el de “te voy a cortar el cuello”. 

A esta diputada la violencia le viene de casta: su abuelo materno, el conde Johann Ludwig Graf Schwerin von Krosigk, fue ministro de Finanzas con Adolf Hitler, y en su familia hay comandantes de las SA, la milicia del partido nacionalsocialista alemán. Entre sus declaraciones más polémicas, las que piden disparar a los refugiados que llegan al país, por lo que ha sido incluso denunciada por la policía por odio racial. 

Merkel, que no acostumbra a pronunciar discursos apasionados en la sede parlamentaria, sorprendió a todos con sus palabras dirigidas a la ultra derecha alemana.  

"Hay libertad de expresión en nuestro país. A todos aquellos que dicen que no pueden expresar sus opiniones, les digo: si das tu opinión, debes asumir el hecho de que te pueden llevar la contraria. Expresar una opinión tiene sus costos. Pero la libertad de expresión tiene sus límites. Esos límites comienzan cuando se propaga el odio. Empiezan cuando la dignidad de otra persona es violada", afirmaba Merkel en su mensaje al Bundestag. 

Y la canciller se guardaba su frase más demoledora para el final de su locución: "Esta cámara debe oponerse al discurso extremista. De lo contrario, nuestra sociedad no volverá a ser la sociedad libre que es", dijo.