"La situación es seria. La cuarta ola (de la pandemia) nos afecta plenamente. Eso se debe a la variante delta (del virus) pero también a la baja cuota de vacunación", dijo el canciller federal, el conservador Alexander Schallenberg, en una rueda de prensa al presentar el domingo las nuevas decisiones adoptadas.
Las restricciones al movimiento rigen al menos hasta el 24 de noviembre para las personas mayores de 12 años que no tienen un certificado de vacunación válido o no se han recuperado de una infección del SARS-CoV-2 en los últimos 180 días. Solo podrán salir de sus viviendas para determinados fines, como satisfacer necesidades básicas, ir al médico o a los centros de vacunación, o pasear y hacer ejercicio al aire libre. Asimismo, pueden ir al trabajo, siempre y cuando presenten allí cada día un test PCR negativo que no debe tener más de 48 horas.
Lo que tienen prohibido, bajo amenaza de denuncia y multas de entre 500 y 1.450 euros, es ir a tiendas no esenciales, peluquerías, restaurantes, bares, gimnasios y eventos, entre otros.
El ministro del Interior, Karl Nehammer, anunció un amplio despliegue de agentes policiales para controlar que se cumplan las nuevas medidas, lo que implica que podrán pedir certificados de vacunación a cualquier ciudadano.
Los que en este periodo se ponen la primera dosis de una vacuna pueden liberarse de las restricciones mediante una prueba PCR que deben renovar cada dos días. La medida abarca en principio también a los adolescentes mayores de 12 años, pero este grupo queda de facto, en su mayoría, liberado con el documento que obtienen en los colegios de los tres test semanales -uno de ellos PCR- a los que están obligados a someterse.
Exentos del confinamiento están los menores de 12 años y las mujeres embarazadas, así como las personas que por razones de salud no pueden vacunarse.
Muchos expertos dudan de la eficacia de este confinamiento parcial, ya que no hay precedentes sobre su efecto, por lo que algunos científicos las han calificado de "experimento". Critican que en estos momentos, cuando la incidencia acumulada en siete días se ha disparado hasta 850 casos por cada 100.000 habitantes, no se adopten medidas que en el pasado han demostrado ser eficaces para frenar el crecimiento exponencial de las infecciones.
Un estudio presentado en Viena el viernes pasado y avalado por 33 científicos, exige restricciones más amplias, como obligar también a los vacunados a presentar en lugares públicos, como restaurantes, teatros y cines, test PCR negativos.