El Superior Tribunal Federal (STF) ordenó este miércoles investigar al presidente Jair Bolsonaro por los crímenes de “calumnia” e “incitación al crimen”, en relación con sus cuestionamientos sin pruebas del sistema de votación electrónica en Brasil.
La decisión responde a un pedido hecho el lunes por el Tribunal Superior Electoral (TSE), que también abrió una investigación contra del mandatario ultraderechista por sus constantes ataques a la legitimidad del sistema de votación electrónica, llegando a dejar planear la duda sobre la celebración de los comicios presidenciales del año próximo.
El mandatario, desgastado por su caótica gestión de la pandemia, es además objeto de otra investigación por “prevaricación” por sospechas de que no denunció una tentativa de corrupción en negociaciones de compra de la vacuna india anticovid Covaxin.
Bolsonaro, quien busca la reelección en 2022, cuestiona desde hace años la fiabilidad de las urnas electrónicas, vigentes desde 1996.
El juez del STF Alexandre de Moraes citó entre las causas de la denuncia de este miércoles la transmisión en vivo del mandatario en Facebook del pasado jueves, cuando afirmó, entre otras cosas, que hubo fraude en las dos últimas presidenciales y que él debía haber ganado en la primera ronda en 2018.
De Moraes decidió de ese modo incluir a Bolsonaro en la investigación abierta en 2019 por el STF para investigar noticias falsas, ofensas y amenazas a varios de sus jueces.
“A partir de informaciones falsas, reiteradamente repetidas por medios de redes sociales y semejantes se formula una narrativa que deslegitima las instituciones democráticas y estimula a que grupos de simpatizantes ataquen a personas que representan a las instituciones”, escribió De Moraes.
Tres de los once jueces del STF, entre ellos De Moraeas, son también jueces del TSE.
El martes, Bolsonaro afirmó que “no aceptará intimidaciones”, en referencia a las medidas adoptadas por la justicia electoral.
“No aceptaré intimidaciones. Seguiré ejerciendo mi derecho a la libre expresión, a criticar, escuchar y atender, por encima de todo, a la voluntad popular”, dijo ante un grupo de seguidores en las puertas del Palacio da Alvorada, su residencia oficial en Brasilia.
La intensificación de la ofensiva de Bolsonaro contra el sistema electoral coincide con una erosión de su popularidad y con la publicación de encuestas que prevén su derrota ante el expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro no pide que se vuelva a las papeletas de votación, sino que se imprima un recibo después de cada voto en la urna electrónica, con el fin de que puedan contarse físicamente.
Miles de personas se manifestaron el domingo pasado en varias ciudades de Brasil para respaldar ese reclamo y Bolsonaro dijo este martes que podría participar en una nueva manifestación