Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, se valió de una actividad pública para comprometerse a conseguir la erradicación del comunismo en el país.
El mandatario, quien visitó el estado de Maranhao, donde el gobernador Flávio Dino es miembro del Partido Comunista de Brasil, declaró que “vamos, en un corto espacio de tiempo, a expulsar al comunismo del país”.
Según Bolsonaro, quien es un ferviente admirador de la dictadura militar que gobernó el país por 21 años, agregó que “no aceptamos ese tipo de régimen dictatorial. Representamos a la libertad, a aquellos que no tienen miedo de la verdad, y con los que construiremos un nuevo Brasil”.
A la actividad, que consistió en la inauguración de un mercado popular, no fue invitado el gobernador Dino, contraviniendo la tradición de contar con la presencia de las autoridades locales en las visitas del jefe de Estado al interior del país.
Cuando ascendió el poder en enero de 2019, Bolsonaro declaró que lucharía contra el comunismo, a pesar de que el PCdoB dejó de identificarse con esta ideología y reniega del marxismo, consignó EFE.
Esto, mientras su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, presentó un proyecto en el Congreso el mes pasado, donde pide criminalizar al comunismo.
Para ello, pidió la modificación de la Ley de Seguridad Nacional dictada en plena dictadura, condenando a aquellas personas que se declaren simpatizantes del comunismo con una pena de cárcel de 9 a 15 años.
Eduardo Bolsonaro es uno de los firmantes de la carta de la Fundación Disenso, liderada por el presidente del partido de ultraderecha español Vox, Santiago Abascal, donde se califica “el avance del comunismo como una serie amenaza” para el mundo.