Los disturbios que se registraron en Chile el fin de semana, en el marco de las protestas luego de una polémica alza en el precio del pasaje del Metro, dañan la imagen de estabilidad del país, indicó The Economist.
“Las prácticas que sustentan la prosperidad no son populares”, indicó la publicación británica en un reportaje en que destacó también que los hechos han sacudido el modelo económico.
“La violencia ha impactado a muchos chilenos. Su país es uno de los más prósperos y pacíficos de América del Sur. Ahora ha sufrido el tipo de agitación que ocurrió recientemente en Ecuador, un país mucho más pobre, cuando su gobierno aumentó los precios del combustible para cumplir con los términos de un acuerdo con el FMI (también cedió)”, indicó.
El medio indicó que “la respuesta del gobierno fue inepta”, destacando cuando el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, sugirió a los santiaguinos levantarse más temprano para pagar tarifas más bajas.
The Economist señala que los chilenos “no solo están enojados por el precio del transporte. Pagan un montón por el sistema de salud y generalmente tienen que esperar largos períodos para ver un doctor. La educación pública es pobre. Las pensiones, manejadas por firmas privadas bajo un sistema establecido por el régimen de Pinochet, son bajas. La creciente inequidad aviva el enojo.
En 2017, los ingresos del decil más rico fue 39,1 veces más alto que el del decil más pobre, de acuerdo con una encuesta del Ministerio de Desarrollo Social. Eso es un alza desde las 30,8 veces en 2006. La mitad de los chilenos ganan menos de $400.000 al mes. Y, encima de todo eso, viene el alza de los pasajes del que ya es una de las ciudades más caras de América del Sur. Luego del aumento de tarifas, el costo del transporte puede llegar a $32.000 al mes”.
“Piñera hasta ahora ha fallado en generar una empuje económico notable, una de sus principales promesas de campaña. El crecimiento anual fue de solo 1,9% en el segundo trimestre de 2019. Sin una mayoría en el congreso. Piñera ha sido lento en lograr reformas de pensiones y tributarias, haciendo que el gobierno se vea como ineficiente”, subraya The economist.
“El ahora buscará reparar tanto su propia presidencia como una mayor la confianza pública en el gobierno. Junto con la eliminación del alza en las tarifas, ofreció una “mesa de diálogo” que incluya discutir las quejas transversales sobre el alto costo de vida. Esto podría calmar los ánimos, especialmente si los partidos de oposición se unen a sus esfuerzos de conciliación”, puntualiza el medio.
El medio británico recuerda que pronto Chile debe ser sede de la cumbre Apec y de la COP25, para lo cual Chile “se mostraba como un bastión de estabilidad en América del Sur. Piñera no tiene mucho tiempo para convencer a los dignatarios que esto sigue siendo cierto”.