La campaña de marketing del magnate y exmandatario estadounidense, Donald Trump, no ha dado tregua. El sábado 9 de julio se reunió junto a varios compañeros de partido candidatos al Congreso bajo el lema “Save America (Salvar a EEUU)” en Anchorage, Alaska, en un estadio repleto de seguidores.
Y este jueves 14 de julio, la revista New York Magazine publicó una entrevista que el expresidente dio a la periodista Olivia Nuzzi, espacio en el que concedió un titular muy al estilo Trump: “Ya tomé una decisión”.
Todo esto se desarrolla en paralelo a su juicio político llevado a cabo por la “comisión 6 de enero” del Congreso, en donde han surgido escandalosos antecedentes a medida que avanza la investigación. Esta se suma a la media docena de causas judiciales que el empresario tiene pendientes en Washington, Nueva York y Georgia.
La última polémica tuvo que ver con las denuncias realizada por su propia compañera republicana, Liz Cheney, al final de la séptima sesión de conclusiones del comité: aparentemente, el magnate llamó a uno de los testigos que está colaborando con la investigación de los congresistas, alguien que trabajó para él. Esa persona no le respondió el teléfono y lo puso en conocimiento de la justicia.
Este segundo impeachment realizado al expresidente habría viciado el ambiente al interior del Partido Republicano de EEUU, en donde desde hace varias semanas corren los rumores de que Donald Trump volvería a ser candidato a la presidencia y de lo cual muchos medios hicieron eco.
“Eran fake news (noticias falsas)”, declaró el exmandatario a New York. Lo cierto es que él no transparentó cuál era su decisión final, aunque sí anunció que pronto se sabrá. “Mira: estoy muy convencido de que si decido hacerlo, ganaré”, afirmó.
“Diría que la gran decisión ahora es si será antes o después”, asegura refiriéndose a las elecciones legislativas de noviembre próximo. De hecho, su visita a Alaska fue precisamente en medio de un acto oficial de campaña para dar su apoyo a los candidatos republicanos Sarah Palin a la Cámara de Representantes, Kelly Tshibaka al Senado y Mike Dunleavy a la Gobernación del Estado.
De cualquier modo, su carrera -o no- hacia la Casa Blanca generará más polarización no solo en el país sino también al interior del partido conservador, ya que muchos militantes son cuestionados por pertenecer al grupo de los RINO, es decir, Republicans Only In Name (Republicanos Solo De Nombre).
Este último grupo se opone mayoritariamente al estilo Trump -que aún plantea la teoría de fraude eleccionario ampliamente rebatida- y no estarían lo suficientemente alineados con los valores conservadores del Partido Repúblicano estadounidense.
Lo que prosigue ahora es ver qué sucederá con las primarias presidenciales, en donde el nombre que más suena como candidato es el del republicano Ron DeSantis. El actual gobernador de Florida se ha hecho un nombre entre el mundo conservador mostrando abiertamente su postura antiaborto y apoyando la promulgación de la llamada ley “Don’t Say Gay (No Digas Gay)” que plantea el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos.