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Dos ex presidentes del Brasil: Lula y Cardoso ensayaron un pacto para enfrentar a Bolsonaro en las elecciones

Mucho más que una foto. Un almuerzo entre los expresidentes brasileños Luiz Inácio Lula da Silva y Fernando Henrique Cardoso, históricos adversarios, agitó la carrera hacia la elección presidencial de 2022 y estrechó el camino ya angosto para el surgimiento de una “tercera vía” a la polarización entre el PT y el presidente Jair Bolsonaro.

Los exmandatarios, en veredas opuestas en las últimas siete elecciones presidenciales, almorzaron el 12 de mayo en la casa del ex ministro de Justicia y de Defensa Nelson Jobim. Lula hizo público el encuentro el viernes al publicar una foto en Twitter, con un mensaje sugestivo: “Un almuerzo con mucha democracia en la carta”.

Apenas una hora después de la publicación, Bolsonaro reaccionó en un acto Açailândia, estado de Marañao. Aseguró que las elecciones ya tienen una fórmula confirmada con “un ladrón candidato y un vagabundo como vice”, sin especificar a quiénes se refería.

El encuentro entre Cardoso y Lula selló una proximidad cada vez mayor entre los exmandatarios, quienes venían intercambiando elogios en la prensa en las últimas semanas. “Los expresidentes tuvieron una larga conversación sobre Brasil, sobre nuestra democracia y sobre la negligencia del gobierno de Bolsonaro en la pandemia”, rezó una nota divulgada por el equipo de prensa del petista.

El tucano, que todavía ostenta la presidencia honoraria del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), encara la elección presidencial de octubre de 2022 con una postura diferente a la última. En una reciente entrevista con el diario Valor Económico había confesado que si se da una segunda vuelta entre Jair Bolsonaro y Lula, escenario que la mayoría de las encuestas dibujan como probable, no dudará en votar a Lula.

“No le tengo miedo al PT. Quien no tiene perro, caza con un gato”, dijo FHC. En 2018 el tucano se abstuvo de apoyar a algún candidato en el ballottage entre el exalcalde de San Pablo Fernando Haddad y Bolsonaro.

El encuentro causó malestar en el PSDB. El partido tiene en sus filas a dos precandidatos a presidentes, entre ellos al gobernador de San Pablo, João Doria, que en la pandemia subió su perfil con un tono crítico a la gestión de Bolsonaro. “Necesitamos evitar las señales erróneas a nuestros electores”, dijo Bruno Araújo, presidente del PSDB. “El partido sigue firme en la construcción de una candidatura distante de los extremos”.

FHC debió salir a defender su decisión de encontrarse con Lula. El expresidente (1995-2002) dijo que la reunión fue un “gesto de civilidad para fortalecer la democracia y ayudar a distensionar” el ambiente político. “Fui para conversar. Ningún propósito electoral. El PSDB debe lanzar candidato y lo apoyaré. Si no llegamos a la segunda vuelta, no apoyaré al actual mandatario, sino a quien se le oponga, incluso a Lula”, escribió en Twitter.

Además de haber animado al PT, la convergencia entre FHC y Lula debilita aún más la irrupción de una tercera fuerza para 2022, coincidieron analistas consultados por LA NACION.

Una encuesta de la consultora Datafolha divulgada la semana pasada mostró que Lula encabeza la carrera para 2022 con 41% de intención de voto, contra 23% de Bolsonaro. En una eventual segunda vuelta, el líder del PT se impondría por 55% a 32%, según Datafolha. A principios de mes, otro trabajo de la consultora Paraná Pesquisas mostró a Bolsonaro arriba sobre Lula por 32,7% a 29,3%, y un empate dentro del margen de error para la segunda vuelta. Tanto para Datafolha y Paraná Pesquisas no existe en este momento ningún otro candidato que supere el 7% de intención de voto.

La tercera vía sigue muy fragmentada y dividida, sin haber definido hasta ahora una agenda común”, opinó Mauricio Santoro, politólogo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.

FHC tiene influencia y compartió eventos con otros precandidatos críticos de la polarización como Doria; el gobernador de Río Grande del Sur, Eduardo Leite; el ex ministro Ciro Gomes; y el popular presentador televisivo Luciano Huck.

En el PT la aproximación con el máximo referente del PSDB fue celebrada como un paso de Lula hacia la construcción de un candidato conciliador y dialoguista, característica que intenta resaltar como contraposición a Bolsonaro y que busca explotar para ampliar su base más allá de la izquierda.

“El almuerzo no es una alianza electoral, pero es una clara disposición simbólica de que en el PT hay espacio para la convergencia. Lula se radicalizó en el último tiempo, pero siempre fue un político que caminó hacia el centro. Tal vez esté intentando reconstruir el camino que lo llevó a la presidencia en 2002”, dijo Leandro Consentino, profesor de ciencia política del Insper de San Pablo.

El petista, quien hace poco más de dos meses recuperó sus derechos políticos, afirmó esta semana que no dudará en ser candidato en 2022 si goza de salud y chances de ganar. Todavía es una incógnita quién podría acompañarlo en la fórmula. Consentino dijo que Lula podría terminar optando por un perfil similar al del empresario José Alencar, compañero del izquierdista en la elección que lo llevó al primer mandato.

“La gran preocupación de muchos es cómo se comportaría en relación con la economía y el compromiso de responsabilidad fiscal y de avanzar con reformas. Si coloca en su fórmula a un hombre del mercado, como en 2002, puede profundizar el camino hacia el centro”, aseguró Consentino.