La pandemia de coronavirus hará desaparecer en el segundo trimestre de este año el equivalente al 6,7% de horas de trabajo, lo que equivale a las tareas y funciones desempeñadas por 195 millones de trabajadores a tiempo completo, dijo hoy la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Tenemos que actuar con rapidez, decisión y coordinación. Las medidas correctas y urgentes podrían hacer la diferencia entre la supervivencia y el colapso”, advirtió el director general de la OIT, Guy Ryder, quien presentó los datos en una conferencia de prensa virtual.
Se trata del segundo análisis de la OIT sobre el impacto del COVID-19 en el mercado laboral (el primero fue publicado el 18 de marzo) y la mayor novedad es que revela una reducción generalizada de las horas de trabajo, con un mayor impacto en los países árabes, Europa y en la región de Asia-Pacífico, que incluye a China.
Medidas de cuarentena estrictas o parciales afectan actualmente a 2.700 millones de trabajadores, que representan el 81 % de la fuerza de trabajo mundial.
Por ahora, los datos sobre la contracción del empleo son limitados, por lo que los economistas de la OIT han preferido utilizar para esta evaluación los cambios en las horas de trabajo, sobre los que existe más información y que reflejan tanto despidos como la reducción temporal del tiempo de trabajo.
Ryder sostuvo que su organización se ha abstenido de hacer “predicciones especulativas” sobre lo que podría ser el panorama laboral este fin de año, en vista de que todo dependerá de cuánto dura la pandemia y de las medidas que los gobiernos van tomando entretanto para aliviar sus consecuencias económicas y sociales.
Por regiones, las mayores reducciones en las horas de trabajo se han registrado en los países árabes (8,1 por ciento, equivalente a 5 millones de trabajadores a tiempo completo), en Europa (7,8 por ciento, o 12 millones de trabajadores a tiempo completo) y en Asia-Pacífico (7,2 por ciento, o 125 millones de trabajadores a tiempo completo).
El análisis por sectores revela una situación especialmente dura para los de hospedaje y restauración, la manufactura, el comercio minorista, y las actividades empresariales y administrativas.
El primero, ligado a los viajes y al turismo, emplea al 4,3 % de la masa trabajadora del mundo, mientras que las actividades industriales emplean al 13,9 % de trabajadores.
En el tercer sector están las pequeñas tiendas y comercios (la OIT también incluye en este ámbito la reparación de vehículos motores) y concentra el 14,5 % del empleo mundial, mientras que el trabajo administrativos y de gestión dan trabajo al 4,7 % de trabajadores.
En conjunto, el organismo técnico de la ONU calcula que todos estos sectores emplean a 1.250 millones de personas o el 38 % de la fuerza laboral global, que corren el riesgo de despidos o disminución de salarios y de horas de trabajo.
Un problema adicional es que muchos de esos empleos ya son precarios, mal remunerados, bajo contratos temporales, sin protección social y de baja calificación.
Sobre la cuestión vital de sacrificar la economía a la salud o a la inversa -un debate que retrasó la cuarentena en Estados Unidos, en Brasil y que hace que México aluda esta opción-, Ryder invitó a los responsables políticos “a salir de esta lógica equivocada, no se trata de salvar vidas o la economía, es un falso dilema”.
“Es tentador hacer comparaciones con la anterior crisis, la de 2008-2009, pero la verdad es que la magnitud de lo que está sucediendo hoy es la consecuencia directa de las políticas sanitarias que siguieron a esa crisis”, recordó.
La crisis financiera de ese entonces obligó a muchos países -algunos de ellos los más golpeados por el COVID-19, como España o Italia- a adoptar políticas de austeridad fiscal muy estrictas y que redujeron los recursos para la sanidad pública.
Según la OIT, el mundo del trabajo después del coronavirus dependerá de dos factores: la evolución de la pandemia y las medidas políticas que se adopten para auxiliar a las empresas, preservar el empleo y los ingresos, y estimular la economía.
“Las decisiones que tomemos hoy afectarán directamente la manera en que esta crisis evolucionará, así como la vida de millones de personas. Con las medidas correctas podemos limitar su impacto”, aseguró el británico.
Para lograrlo, la OIT pide que se activen políticas fiscales y monetarias que estimulen el empleo, así como sistemas de préstamos y apoyo financiero para las empresas.
Éstas, por su parte, deben asumir la responsabilidad de “retener a sus empleados y mantenerlos conectados con el mercado laboral”.