Hace un mes se filtró la información de que Dominic Cummings, exestratega del primer ministro británico Boris Johnson, habría estado planeando culpar personalmente al gobernante por su fallida estrategia para combatir el coronavirus, que ha causado más de 127 mil muertes en Reino Unido, convirtiéndolo en el país europeo con más víctimas durante la pandemia.
La acusación más explosiva del expediente es en la que Cummings asegura haber escuchado personalmente a Johnson decir que prefería ver “cuerpos apilados” que imponer más encierros a los británicos, un comentario que Downing Street ha negado en numerosas oportunidades.
Según reveló entonces The Times on Sunday, Cummings -quien renunció a su puesto en Downing Street en noviembre de 2020- había preparado un comprometedor informe con mensajes y declaraciones de Johnson que haría público durante su comparecencia en un comité parlamentario que está investigando el manejo de la crisis sanitaria por parte del gobierno, que se llevó a cabo hoy.
Aunque hasta el momento la polémica eran solo especulaciones, las declaraciones de Cummings durante la mañana, donde pidió perdón por los “errores” cometidos por el gobierno y aseguró que el Ejecutivo “fracasó” en su gestión, lo confirmaron.
“Me gustaría decirles a todas las familias de los que fallecieron innecesariamente lo mucho que lo siento por los errores cometidos y por mis propios errores”, afirmó Cummings, quien por un tiempo fue la mano derecha de Johnson.
El parlamentario conservador Greg Clark pidió a Cummings ejemplos que demostraran sus dichos de que el secretario de salud británico, Matt Hancock, había mentido sobre la gestión de la pandemia. El exasesor británico enumeró algunos.
“Dijo que todos los que necesitaban tratamiento recibieron el tratamiento que requerían. Él sabía que eso era una mentira, porque había sido informado por el asesor científico principal y el propio director médico sobre el primer peak, y se nos dijo explícitamente que la gente no había recibido el tratamiento que merecía, muchas personas fueron abandonadas a morir en circunstancias horribles”, aseguró Cummings.
Además, el exasesor señaló que la estrategia inicial del gobierno para encarar la pandemia se centró en lograr la inmunidad de rebaño, pese a que el Ejecutivo lo ha negado. “No es que nadie pensara que fuera algo bueno y que lo quisiéramos de forma activa, se veía como algo completamente inevitable y la única pregunta que se formulaba era relativa a cuándo, si se lograba la inmunidad grupal para septiembre (de 2020) o para enero (de 2021), después del segundo brote”, dijo, agregando que se sentía “completamente desconcertado porque el gobierno esté intentando negarlo, porque ese era el plan oficial”.
“En esencia, la lógica del plan oficial desde el Ministerio de Salud era que la enfermedad se iba a propagar, las vacunas no iban a ser relevantes de ninguna manera (...), y nos dijeron que era una certeza que no habría vacunas disponibles en 2020, algo que también resultó ser una completa equivocación”, añadió Cummings.
También Cummings criticó a los ministros de alto rango, alegando que “Johnson estaba dispuesto a ser inoculado con coronavirus en directo para mostrar a la gente que era sólo la nueva gripe porcina”.
Dijo que Johnson estaba en ese momento argumentando que el confinamiento era un error y lo comparó con el alcalde de la película Tiburón, el clásico filme de Steven Spielberg, que se negaba a cerrar las playas abiertas porque sería malo para el turismo y para la comunidad.
En ese sentido, Cummings relató que Johnson estaba preocupado por el impacto en la industria del turismo, pero le habían advertido que si no controlaban durante abril no habría industria turística.
En unas declaraciones sin filtro, el estratega también reveló que el día que quiso introducir la cuarentena en el país, los funcionarios de Downing Street estaban distraídos porque Carrie Symonds, la pareja del primer ministro británico, estaba “completamente loca” por una historia que había salido en The Times sobre su perro Dilyn. “Suena tan surrealista que no podía ser verdad”, expresó Cummings. El estratega afirmó que le dijo por primera vez a Johnson que debía imponer estrictas medidas de bloqueo a Reino Unido el 11 de marzo de 2020. Sin embargo, el primer confinamiento nacional no se impuso hasta el 23 de ese mes.
Según expertos, con Cummings siendo en esa época la persona más importante del círculo íntimo de Johnson, es difícil que sus opiniones no hayan sido escuchadas durante la peor etapa de la pandemia.
El exasesor, sin embargo, está desacreditado por otras razones. Mientras su esposa sufría síntomas similares a los del coronavirus, la condujo a ella y a su hijo fuera de Londres durante un bloqueo nacional, que él justificó porque habría recibido amenazas de muerte.
Por otro lado, pese a que sus acusaciones son fuertes, Cummings no entregó ninguna evidencia real que compruebe sus dichos. Eso, combinado con su mala reputación y el éxito del lanzamiento de la vacuna contra el Covid-19 en Reino Unido, hace pensar a algunos medios que esta polémica podría terminar en los próximos días, sin tener mayores implicancias.
A pesar de que el portavoz de Downing Street indicó que no respondería de inmediato a las acusaciones de Cummings, el primer ministro Boris Johnson hizo una réplica para sacudirse de los comentarios de su otrora hombre de confianza.
Una de ellas estuvo en negar, en primer momento, las acusaciones de haber minimizado la pandemia en sus inicios y luego haber retrasado el confinamiento.
“La gestión de la pandemia fue una de las cosas más difíciles que este país tuvo que hacer, ninguna decisión fue fácil (…). Entrar en confinamiento fue algo traumático para este país, lidiar con una pandemia de este nivel ha sido tremendamente difícil y, en todo momento, tratamos de minimizar la pérdida de vidas, salvar vidas, proteger al NHS (Sanidad pública) y seguimos el mejor asesoramiento científico disponible”, dijo Johnson.
De acuerdo con el diario The Guardian, Matt Hancock tendrá la oportunidad de responder a los planteamientos de Cummings este jueves tras una serie de cuestionamientos emitidos por el Partido Laborista, uno de ellos relacionado con el nivel de preparación del Departamento de Salud antes de la pandemia.