A las crisis sanitaria y social se suma una de alimentación en el país más grande de Latinoamérica. La pandemia agravó la realidad de Brasil y el hambre se disparó a niveles preocupantes. Un estudio indica que más de 19 millones de personas hambrientas en el territorio brasilero.

El alza de la cesantía y del precio de las comidas se suman al Covid-19. Así lo retrata el último estudio de la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Red Penssan). La cifra del hambre es 84% más alta que la de 2018, cuando afectaba a 10,3 millones.

La pérdida del poder adquisitivo dejó a más de la mitad de Brasil sin acceso estable a los alimentos. Hay 116,8 millones de brasileros que no siempre cuenta con tres comidas al día. En 2018 el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística registraba al 36,7% de la población en tal condición.

La cifra de hace tres años ya era un porcentaje alto en comparación al 2013 cuando afectaba al 22,9%. Los precios de los alimentos subieron 15,3% entre julio de 2020 y junio 2021. El desempleo ya afecta a cerca de 15 millones de personas, con otros 40 millones que trabajan sin contrato.

El País asevera que en Sao Paulo cada día hay más familias que no pueden pagar un arriendo. Los supermercados ofrecen opciones como los restos de arroz y frijoles. En Cuiabá una fila enorme espera que se repartan las sobras en una carnicería, los huesos con restos de la carne vendida.