Foto: Embolo juega por Suiza y le anotó a Camerún, su país de origen
Ecuador partió la Copa del Mundo de Qatar 2022 con buenas sensaciones. En el debut, la Tri de Gustavo Alfaro venció por 2-0 al elenco anfitrión, y después empató 1-1 con Países Bajos. A la hora de revisar la formación titular, sorprende la presencia de Hernán Galíndez en el arco, desplazando al histórico Alexander Domínguez. El exgolero de Universidad de Chile ganó la pulseada y ha estado presente en ambos enfrentamientos.
Con 35 años, Galíndez tiene su primera vez en un Mundial, por el cual hipotecó su volátil estadía en la U forzando el retorno a su país de manera anticipada, donde terminó siendo campeón de la liga con el Aucas (que dirige el venezolano César Farías), para no perderse la máxima cita deportiva del orbe. Hay un aspecto que resalta en este hecho: el portero juega el certamen por un país en el que no nació. Galíndez es argentino, oriundo de Rosario (tal como Lionel Messi), y se naturalizó ecuatoriano luego de afincarse por años en ese país.
En una actividad exageradamente globalizada en estos tiempos, ya se torna normal la multiculturalidad en el fútbol, más aún en una Copa del Mundo. En esta edición, sobre todo, se nota este fenómeno respecto a las antecesoras. En Sudáfrica 2010, fueron 77 los futbolistas nacionalizados que participaron de la competencia. Luego, en Brasil 2014, fueron 85. Cuatro años después, en Rusia 2018, bajó a 82.
Pero ahora se disparó. Son nada menos que 137 jugadores los que representan a la selección de un país en el que no nacieron. Hablamos del 16,5% del total de convocados por los 32 equipos.
Son 28 los combinados nacionales que tienen, al menos, un naturalizado. Los únicos cuatro que no tiene foráneos en sus huestes son Argentina, Brasil, Corea del Sur y Arabia Saudita. Dos de ellos, los transandinos y los saudíes, comparten el grupo C.
Este factor no es algo nuevo. Ha sucedido, a diferentes niveles, desde que existe la Copa del Mundo. Estados Unidos llegó a semifinales de Uruguay 1930 con cinco escoceses en sus filas. Hay más. Atilio Demaría y Luis Monti perdieron la final del ‘30 con Argentina y, más adelante, ganaron en 1934 con la camiseta de Italia. Mucho más cercano en el tiempo está el caso de Mauro Camoranesi, quien nació en Tandil (Argentina) y como nunca fue considerado por la Albiceleste, acaba en la selección italiana y fue campeón del Mundial de 2006. La Alemania que fue campeona en Brasil 2014 también tenía presencia de foráneos: Lukas Podolski y Miroslav Klose nacieron en Polonia.
Lo que sucede con los elencos africanos es sorprendente. De los 130 futbolistas convocados por las cinco selecciones de la CAF presentes en Qatar, 55 nacieron lejos de este continente, lo que significa el 42,3%. Precisamente, Marruecos es el combinado que tiene más “extranjeros” en su plantel mundialista: 14. Sus grandes nombres propios son ejemplo de esto. El lateral Achraf Hakimi, del PSG, nació en Madrid (España). A su vez, el talentoso Hakim Ziyech, del Chelsea, nació en Dronten (Países Bajos). Los que siguen en el escalafón también son de África: Túnez y Senegal, con 12 cada uno. Lo de Breel Embolo fue curioso. Juega por Suiza y le dio la victoria a los helvéticos sobre Camerún, su lugar de origen.
Caso a caso, hay resultados curiosos. Por ejemplo, Gales cuenta con 10 nacidos fuera de su territorio, de los cuales nueve provienen de Inglaterra. Un seleccionado que refleja fielmente la multiculturalidad es Australia. Los Socceroos tienen nueve “naturalizados”, cuyo nacimiento está registrado en países como Croacia, Escocia, Kenia, Sudán y Sudáfrica.
Punto aparte merece el caso de los hermanos Williams. Ambos son delanteros y ambos militan en el Athletic de Bilbao. Pero jugarán en equipos distintos. Iñaki Williams, el más conocido, nació en el País Vasco pero prefirió defender a Ghana, la nación de sus padres. Su hermano Nico fue convocado por España.
Hay nueve selecciones que cuentan con solo un legionario. México tiene a Rogelio Funes Mori, que nació en Mendoza (Argentina) y se nacionalizó, para ser considerado en la escuadra azteca. Por su parte, Uruguay cuenta con Fernando Muslera, su arquero histórico, que nació en Buenos Aires. Inglaterra tampoco escapa a esta tónica, porque tiene en su plantilla a Raheem Sterling, oriundo de Kingston (Jamaica).
El fútbol de hoy ha ido borrando sus fronteras. Y la Copa del Mundo, la gran cita del planeta, no escapa al fenómeno.