El papa Francisco expreso hoy su dolor y envió sus condolencias a familiares y fieles por el asesinato el pasado lunes de Olivier Maire, párroco en la región francesa de la Vendée, supuestamente a manos de un ruandés demandante de asilo al que acogía.
“Me enteré con gran dolor del asesinato del padre Olivier Maire. Envío mis condolencias a la comunidad religiosa de los monfortianos de Saintlaurent-sur-Sèvre, en Vendée, a su familia y a todos los católicos de Francia. Os aseguro mi participación y mi cercanía espiritual”, dijo Francisco durante la audiencia general.
Un hombre ruandés de unos 40 años, sospechoso de provocar un incendio en la catedral de Nantes en 2020, es el presunto asesino del párroco, después de que él mismo denunciase el homicidio.
Identificado como Emmanuel A, permanecía bajo control judicial después de haber estado arrestado temporalmente por su supuesta relación con el fuego en la basílica de Nantes en julio de 2020 y había ejercido como monaguillo en la parroquia.
Olivier Maire, de 60 años, oficiaba en la comunidad religiosa de Montfortains de la localidad Saint-Laurent-sur-Sèvre, a pocos kilómetros de Mortagne-sur-Sèvre.
El móvil terrorista de este ataque está de momento descartado por las autoridades y el hecho se investiga como “homicidio voluntario”.
“Me enteré con gran dolor del asesinato del padre Olivier Maire. Envío mis condolencias a la comunidad religiosa de los monfortianos de Saintlaurent-sur-Sèvre, en Vendée, a su familia y a todos los católicos de Francia. Os aseguro mi participación y mi cercanía espiritual”, dijo Francisco durante la audiencia general.
Un hombre ruandés de unos 40 años, sospechoso de provocar un incendio en la catedral de Nantes en 2020, es el presunto asesino del párroco, después de que él mismo denunciase el homicidio.
Identificado como Emmanuel A, permanecía bajo control judicial después de haber estado arrestado temporalmente por su supuesta relación con el fuego en la basílica de Nantes en julio de 2020 y había ejercido como monaguillo en la parroquia.
Olivier Maire, de 60 años, oficiaba en la comunidad religiosa de Montfortains de la localidad Saint-Laurent-sur-Sèvre, a pocos kilómetros de Mortagne-sur-Sèvre.
El móvil terrorista de este ataque está de momento descartado por las autoridades y el hecho se investiga como “homicidio voluntario”.