En Argentina, un barrio marginal en el corazón de Buenos Aires, en el que viven hacinadas más de 40.000 personas, se ha convertido en cuestión de horas en la zona donde más se han disparado los contagios de Covid-19 en el país.
La Villa 31 o Barrio 31 es un barrio marginal en el corazón de la ciudad de Buenos Aires, pegado a las zonas de mayor concentración de riqueza de la capital porteña. En estas horas, esta ciudad dentro de la ciudad, está siendo noticia porque se han disparado los contagios de Covid-19, con 571 casos registrados el martes, por delante de otras barriadas que también muestran índices superiores a la media nacional.
Los 40.000 habitantes de la Villa 31 acaban de pasar ocho días sin agua por un corte de suministro, un grave problema cuando la higiene es el escudo contra la enfermedad.
Casi dos meses después del inicio del aislamiento obligatorio, el gobierno argentino mantiene la preocupación por sectores donde los casos de coronavirus aumentan: las cárceles, los geriátricos y los barrios vulnerables (donde hay un total de 685 casos). Así es que comenzó una campaña de pruebas en todos los asentamientos. En la Villa 31, más de un 50% de las pruebas realizadas dieron positivo.
En conversación con RFI, César Luciano Sanabria, habitante del barrio y militante comunitario atribuye el brote a la “complejidad urbanística del barrio”. “Estamos en un barrio 100% hacinado. Las casas están muy juntas unas con otras. Algunas no poseen la ventilación adecuada. Los espacios son muy reducidos. Esto hace que este virus sea de alto contagio”, explica.
Por su parte, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires afirma que desplegó medios e hizo la correspondiente campaña para anticipar la llegada del coronavirus. “Tomamos un rol activo antes de que se inicie la cuarentena con la comunicación. Tenemos una red de contactos de WhatsApp con mas de 8000 contactos y mas de 15.000 contactos telefónicos. Tuvimos también presencia en las calles con megáfonos alentando a que la gente no salga de sus casas y que cumpla el distanciamiento social”, detalla Ignacio Curti es jefe de Gabinete de la Secretaría de Integración Social y Urbana.
Pero las ambiciones del gobierno se topan con “la característica de un barrio como La 31, diferente a una ciudad formal”. La Villa 31 se estableció en torno a la zona portuaria de Buenos Aires hacia fines de la década de 1940, explica a la Agencia France Presse Valeria Snitcofsky, profesora de Historia de la Universidad de Buenos Aires (UBA), experta en "villas" de la ciudad. "En un comienzo reunió a algunos migrantes italianos y migrantes internos, desempleados de una Argentina rural en crisis, y luego se sumó la migración de países vecinos", añade. Y desde la crisis económica y política de 2001 en Argentina, la peor de su historia reciente, la cantidad de habitantes de la Villa 31 no ha dejado de aumentar.
“La gente tiene una necesidad de salir a la calle a causa de las condiciones en las que viven. Eso haga que la gente salga a tomar un poco de aire o que viva en una economía de la necesidad de la compra diaria y que no puedan hacer una compra por una semana o 10 días como le pueda hacer una familia de clase media”, agrega Curti.
En este barrio vive desde que tiene dos años Luis Fernando Guispert, un estudiante de 28 años que llegó a Buenos Aires junto a sus padres desde Bolivia. "El mandato es quedate en casa, pero si te quedás en casa no tenés para comer; entonces o morís por el coronavirus o te morís de hambre", dice Guispert a la AFP.
El dilema mundial salud o economía es particularmente brutal en las regiones de América latina donde no trabajar por un día puede significar no comer.