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Ex militar estadounidense reconoció torturas en Guantánamo contra acusado por 11-S

Varios ex militares estadounidenses reconocieron haber infligido malos tratos en Guantánamo, que uno de ellos calificó de "torturas", a Mohamedou Ould Slahi, considerado durante años por Estados Unidos pieza clave en los atentados contra las Torres Gemelas.

"Fue tortura", afirmó en una entrevista a la cadena pública regional alemana NDR uno de los miembros del equipo encargado de interrogar a Salahi, un ciudadano mauritano que estuvo detenido en dicho centro de detención sin cargos desde 2002 hasta su liberación en octubre del 2016, y quien estaba acusado por EEUU de haber reclutado para el líder de Al Quaeda Osama Bin Laden a tres de los cuatro pilotos suicidas de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Según el ex militar, que se hace llamar "Mister X" y que también estuvo en Afganistán e Irak, el miedo de Slahi "era absoluto" y "probablemente pensaba que lo iban a matar en seguida", además, habla de "técnicas mejoradas" de interrogatorio que hoy son ilegales, para precisar después que se trataba de torturas, cometidas también por otros guardias de la base penal, lo que también fue considerado como torturas por parte del ex fiscal militar Stuart Couch.

El relato de lo acontecido por Slahi -de 51 años- coincide con las declaraciones del ex militar, quien en una entrevista con NDR recordó que uno de sus torturadores le vaciaba una y otra vez un cubo de agua frío sobre el cuerpo para hacerlo hablar.

"Quería que confesara, pero incluso si hubiera tenido algo que decir, ya no podría haber hablado, porque ya presentaba síntomas de hipotermia. Ese hombre casi me mató en dos ocasiones", explica Slahi, quien siempre ha defendido su inocencia, y que entregó una confesión en 2003 luego de recibir una "carta oficial" con amenazas, que apuntaban a la detención y violación de su madre, si éste no confesaba. 

En entrevista a NDR, el jefe del equipo de interrogación, Richard Zuley, comisario de policía de Chicago, subrayó el éxito de la amenaza: "Vi cómo sus ojos sobrevolaban cuatro de los cinco párrafos del escrito. Vi cómo sus ojos se llenaron de lágrimas y caían por su rostro", dijo y afirmó que acto seguido Slahi ofreció gran cantidad de información sobre el funcionamiento interno de Al Qaeda.

No obstante, meses más tarde un detector de mentiras permitió establecer que la confesión de Slahi consistía esencialmente en informaciones falsas y una repetición de la prueba confirmó la sospecha.

Una analista del equipo confirmó que los "métodos especiales de interrogación" en el caso de Slahi habían sido aprobados personalmente por el entonces jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld