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Funcionarios electorales de Estados Unidos no encontraron evidencias de fraude

Las elecciones presidenciales de Estados Unidos están viviendo un nuevo capítulo tras las denuncias de un supuesto fraude electoral presentadas por el derrotado presidente Donald Trump, las que no contarían con las bases suficientes para presentarse ante la justicia y lograr revertir su salida desde la Casa Blanca en enero de 2021.

Tanto el gobernante como parte del Partido Republicano han empujado una narrativa que pone en duda la victoria del demócrata Joe Biden, la que se concretó tras las victorias en estados claves como Pensilvania y Michigan, entre otros.

El factor del voto por correo, el que se masificó debido a la pandemia del coronavirus, fue el blanco principal de las denuncias del trumpismo. El conteo de esos sufragios hizo que muchas áreas que durante la noche de la elección estaban a su favor se dieran vuelta, quedando con una ventaja para el ahora presidente electo.

El diario The New York Times se contactó con funcionarios electorales de todas las zonas de Estados Unidos, tanto republicanos como demócratas, y ninguno dijo tener evidencias de un eventual fraude en perjuicio al empresario inmobiliario.

“Hay una gran capacidad humana para inventar cosas que no son ciertas sobre las elecciones”, dijo Frank LaRose, un republicano que se desempeña como secretario de estado de Ohio. “Las teorías de la conspiración y los rumores y todas esas cosas corren desenfrenadas. Por alguna razón, las elecciones engendran ese tipo de mitología”.

En Pensilvania, lugar que le dio los 270 delegados electorales a Biden, Jacklin Rhoads, portavoz de Josh Shapiro, un demócrata que es el fiscal general del estado, expresó que ninguno de los reclamos en contra del proceso han sido estimados, señalando que la insistencia del trumpismo es “imprudente”.

“Ninguna demanda activa y ninguna evidencia presentada hasta ahora ha demostrado problemas generalizados”, aseveró.

A pesar de esto, algunos republicanos que siguen respaldando a Trump se mantienen firmes con la postura del fraude, atacando incluso a sus propios correligionarios que trabajan en las entidades electorales de los estados.

En Georgia, los senadores Kelly Loeffler y David Perdue pidieron la renuncia del secretario de estado republicano, Brad Raffensperger, por el proceso que significó la derrota de Trump y que los tiene a ambos enfrentando una complicada elección de segunda vuelta frente a dos rivales demócratas que podrían quitarle sus cargos.