Tres días después de ser detenida, la ex presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, inició una huelga de hambre en la prisión de mujeres de Obrajes, en la ciudad de La Paz, donde cumple prisión preventiva por su presunta participación en el golpe de Estado contra Evo Morales en 2019.
La presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, Amparo Carvajal, señaló al medio local El Deber que “ella ha dejado de alimentarse y está en huelga de hambre. La he visto muy mal. ‘¿Para qué luchar? ¿Para qué vivir?’, me ha dicho”.
Tras la denuncia de la activista, la Dirección General de Régimen Penitenciario de Bolivia aseguró en un comunicado que la salud de Jeanine Áñez es “estable, de acuerdo con el informe médico realizado a las 16:30 horas de este jueves”, y desmintió que estuviera realizando una huelga de hambre.
El miércoles, los abogados de Jeanine Áñez pidieron que su defendida fuera trasladada a una clínica por sufrir una “descompensación” debida a un cuadro de hipertensión.
Por otra parte, la hija de Áñez, Carolina Ribera, afirmó que su madre “sufre de presión alta y requiere de control permanente” y también aseguró que permanece en “vigilia” fuera de la prisión, esperando que se le autorice visitar a la ex presidenta, donde también se han congregado simpatizantes de la ex mandataria para exigir que sea trasladada a un centro médico.
Junto a ello, el secretario general de la ONU, António Guterres, habló con el presidente de Bolivia, Luis Arce, y le recalcó la importancia de respetar los derechos humanos y garantizar juicios justos tras las detenciones de la ex presidenta Áñez y de altos ex funcionarios del anterior gobierno.