Israel y el movimiento islamista palestino Hamás se acusan mutuamente de intentar sabotear sus negociaciones indirectas de tregua en la Franja de Gaza, aunque estas no se han roto, al menos por ahora.
Hamás anunció el sábado haber dado su respuesta a la última propuesta de los mediadores, en momentos en que Irán lanzaba un ataque sin precedentes con cientos de drones y misiles contra Israel.
Sin rechazar abiertamente esa propuesta, Hamás, en el poder en Gaza, reafirmó sus principales exigencias, a las que Israel se opone categóricamente: un alto el fuego permanente y la retirada del ejército israelí de ese territorio palestino.
En las últimas 24 horas, 43 personas murieron en Gaza, según un balance difundido el domingo por el ministerio de Salud del territorio, gobernado por Hamás y asolado por seis meses de guerra.
El ministerio afirma que ya son 33.729 los muertos desde el inicio de la ofensiva israelí, lanzada en respuesta al sangriento ataque del movimiento islamista en Israel del 7 de octubre.
Ese día, los combatientes de Hamás mataron a unas 1.170 personas, en su mayoría civiles, según un balance de AFP basado en datos israelíes. También secuestraron a unas 250 personas.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó el sábado a Hamás de ser "el único obstáculo" para un acuerdo que "permita la liberación de los rehenes" retenidos en Gaza y reiteró su "oposición a estas exigencias infundadas" del movimiento islamista.
El servicio de inteligencia israelí publicó el domingo un comunicado de la oficina de Netanyahu que afirmaba que Hamás "rechazó las líneas generales" del plan de El Cairo, negociado por Catar, Egipto y Estados Unidos.
El texto sostiene que el rechazo demuestra que el jefe de Hamás en la Franja de Gaza, Yahya Sinuar, "no quiere un acuerdo humanitario ni el regreso de los rehenes".
Sinuar "sigue utilizando las tensiones con Irán" con el objetivo de "lograr una escalada en la región", añade el comunicado, en referencia al ataque iraní, lanzado en represalia al bombardeo del consulado iraní en Damasco a principios de abril, que Teherán atribuyó a Israel.
Pese a que las posiciones de ambos campos parecen estar muy alejadas, "las negociaciones no están estancadas", aseguró a AFP Hasni Abidi, del Centro de Estudios e Investigación sobre el Mundo Árabe y Mediterráneo de Ginebra.
El plan presentado en El Cairo prevé una tregua de seis semanas, un intercambio de unos cuarenta rehenes israelíes por cientos de prisioneros palestinos, el aumento de la ayuda humanitaria para Gaza y el regreso de los habitantes del norte del territorio palestino desplazados por la guerra, según una fuente de Hamás.
Eventualmente, todos los rehenes serían liberados, así como un número no determinado de detenidos palestinos. El ejército abandonaría Gaza por completamente y levantaría el asedio impuesto al territorio desde que Hamás tomó el poder en 2007.
Todos los intentos de negociar un cese de las hostilidades han fracasado. Sin embargo, a finales de noviembre, una tregua de siete días permitió la liberación de 80 rehenes israelíes (y otros 25 fuera del marco del acuerdo) a cambio de 240 prisiones palestinos.
Netanyahu retiró recientemente la mayoría de las tropas israelíes de la Franja de Gaza tras seis meses de guerra, dejando sólo una brigada, sin dejar de realizar ataques aéreos.
El dirigente dice estar decidido a lanzar una ofensiva en Rafah, ciudad del extremo sur de Gaza que presenta como el último bastión de Hamás en el territorio.
Pero Estados Unidos, que teme un número muy elevado de muertos debido a que 1,5 millones de gazatíes se hacinan allí, alzó el tono de voz para intentar disuadirlo.
Netanyahu también enfrenta en Israel la creciente presión de la opinión pública y de las familias de los 129 rehenes que siguen cautivos en Gaza, de los cuales 34 estarían muertos, según las autoridades israelíes.