"Pensó que podía dividirnos aquí en casa, se equivocó".
Con esta frase, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, inició su discurso del Estado de la Unión, en un mensaje directo a su homólogo ruso, Vladimir Putin, quien el 24 de febrero lanzó una ofensiva militar contra Ucrania.
La crisis internacional, que ha unido a Occidente en contra del gobierno del Kremlin, protagonizó la primera parte de la intervención del mandatario estadounidense.
Biden, además, anunció el cierre del espacio aéreo de EE.UU. a los aviones rusos.
"Vladimir Putin pensó que Occidente y la OTAN no responderían. Estábamos listos", comentó.
"El presidente Putin pensó que podía entrar en Ucrania y el mundo se daría la vuelta. En cambio, se encontró con un muro de fuerza que nunca imaginó. Conoció al pueblo ucraniano", indicó Biden.
Mientras, agregó que, tras el conflicto, Rusia terminará debilitada. Al tiempo, recordó las sanciones que durante los últimos días su país ha impuesto a funcionarios del gobierno de Putin, así como a otros ciudadanos adinerados.
Biden también reveló que el Departamento de Justicia de EE.UU. creó un grupo de trabajo para investigar a los llamados "oligarcas rusos".
"Esta noche, les digo a los oligarcas rusos y líderes corruptos que construyeron miles de millones de dólares a partir de este régimen violento, no más. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos está reuniendo un grupo de trabajo dedicado para ir tras los crímenes de los oligarcas rusos", dijo Biden.
"Junto con nuestros aliados, brindamos apoyo a los ucranianos en su lucha por la libertad. Asistencia militar. Asistencia económica. Asistencia humanitaria. Y continuaremos ayudando al pueblo ucraniano mientras defiende a su país", sostuvo.
Horas antes de su discurso, el presidente Biden habló con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, para analizar qué ayuda estadounidense podría brindarle a su país durante el ataque ruso.
Mientras, la embajadora de Ucrania en EE.UU., Oksana Markarova, se ubicó durante el evento al lado de la primera dama, Jill Biden, en un gesto que demuestra el claro apoyo de la administración al actual gobierno ucraniano.
El discurso del Estado de la Unión, un evento que ocurre todos los años en el país norteamericano, y que suele impulsar la agenda del mandatario, llega en un momento difícil para el gobierno de Biden.
De acuerdo con la encuestadora Gallup, para la primera quincena de febrero el presidente tenía un índice de aprobación de 41%.
Este porcentaje representa el nivel más bajo que ha registrado un presidente en las últimas cuatro décadas a estas alturas de su mandato, con excepción de Donald Trump que tenía un 39%.
Los problemas para Biden iniciaron con la polémica retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, que resultó en el regreso al poder del Talibán en dicho país.
Además, el aumento del costo de vida es una preocupación importante para el estadounidense promedio y su agenda legislativa se ha topado con obstáculos dentro del Partido Demócrata, en el que milita.
"Construir un Estados Unidos mejor"
El presidente reconoció las dificultades económicas que enfrenta Estados Unidos, con una referencia directa al problema de la inflación. Ante esto, dijo que impulsará una "nueva visión" económica para el país.
"En lugar de depender de cadenas de suministro extranjeras, hagámoslo en Estados Unidos. Los economistas lo llaman aumentar la capacidad productiva de nuestra economía". Yo lo llamo construir una América mejor", planteó.
También mencionó que buscará maneras de "mantener los precios bajo control" e hizo referencia a los beneficios a largo plazo que supuestamente traerá su Ley de Infraestructura, aprobada con dificultad el pasado año y con enmendadas considerables.
Bien aprovechó la ocasión para pedirle al Congreso aprobar la Ley de Innovación, que indicó permitirá inversiones "récord" en tecnologías emergentes.
"Necesitamos nivelar el campo de juego con China y otros competidores", sostuvo en relación a la legislación que forma parte de su plan económico.
Con la mira puesta en las elecciones de mitad de periodo del próximo noviembre, cuando los demócratas temen perder el control de la Cámara de Representantes, la Casa Blanca quería centrar el discurso en la agenda interna, pero la invasión rusa de Ucrania cambió el panorama.