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La Administración Trump lleva a cabo la primera ejecución federal en 17 años: Era un supremacista blanco

Solo seis horas después de recibir luz verde del Tribunal Supremo, el gobierno de Donald Trump ha llevado a cabo la primera ejecución federal en Estados Unidos en 17 años. Daniel Lewis Lee, condenado por tres asesinatos en 1996, ha recibido una inyección letal en la cárcel de Terre Haute, en Indiana, y ha sido declarado muerto a las 8.07 de la mañana, hora local.

La ejecución se ha producido solo seis horas después de que, poco después de las dos de la madrugada, el Tribunal Supremo diera luz verde al programa federal de ejecuciones, con el que la Administración Trump reactivó el año pasado la aplicación de la pena de muerte que llevaba en moratoria desde 2003.

Los retos legales habían forzado a posponer las ejecuciones, cuya reactivación inicialmente se fijó para el pasado diciembre, y este mismo lunes, cuando estaba prevista la ejecución de Lewis tras decisiones judiciales , una jueza federal volvió a detenerlas, pero con una decisión 5-4 el Alto Tribunal revocó su decisión.
"Revocamos la orden preliminar de la Corte de Distrito y las ejecuciones podrán tener lugar como estaban previstas", ha indicado el Supremo, en alusión a las ejecuciones de cuatro condenados a muerte que estaban planificadas.

Impugnaciones

La jueza de distrito Tanya Chutkan ordenó suspender la sentencia para permitir impugnaciones a los protocolos para la inyección letal que se aplicará a ese y a otros condenados a muerte por delitos federales.

El departamento de Justicia apeló inmediatamente la sentencia de Chutkan y  la Suprema Corte de Justicia ha fallado que las ejecuciones pueden llevarse a cabo.

Lee, originario de Yukon (Oklahoma), un supremacista blanco, es el primer preso federal ejecutado en Estados Unidos desde 2003. Desde la reinstauración de la pena capital en 1988, solo hubo tres ejecuciones federales. El reo fue condenado en Arkansas en 1999 por asesinar a William Mueller, un traficante de armas, su esposa, Nancy, y su hija de ocho años, Sarah Powell. El otro acusado por ese crimen fue condenado a cadena perpetua.

“He cometido muchos errores en mi vida pero no soy un asesino", ha dicho Lewis cuando se le ha preguntado si quería pronunciar unas últimas palabras. "Estáis matatando a un hombre inocente".