Oh I'm just counting

La conmovedora historia del niño de 12 años que viaja solo en la marcha de hondureños hacia Estados Unidos

Sin sus padres, sin sus hermanos, sin sus amigos. Solo. Sin valijas, sin dinero, sin más que la ilusión de llegar a los Estados Unidos para buscar un futuro mejor que el de su Honduras natal. Así es el viaje que emprendió el pequeño Mario Castellanos (en la foto), el chico que con solo 12 años se convirtió en símbolo de la caravana de migrantes que va hacia Norteamérica, según publica un reportaje de BBC.

Su periplo comenzó en la mañana del 13 de octubre desde San Pedro Sula, en medio del éxodo masivo. Fueron varios días de caminar con la multitud y atravesar las continuas inclemencias del clima y la falta de comida en busca del "sueño americano".

"No empaqué nada. Me vine solo con la ropa que tenía puesta. En el viaje uso la ropa que la gente me va regalando. Yo me la voy poniendo y la voy botando, no puedo llevar mucha carga", avisaba. 

Pero el fin de semana pasado, al llegar a México, su marcha se detuvo. El pequeño, que pese a su edad se encontraba en el grupo que lideraba la caravana, quedó en medio de los incidentes que se desataron en el puente que conecta Guatemala con México y fue "arrestado" por la Policía. 

"Un policía me agarró y me jaló... Me cayó gas lacrimógeno", contó a un medio local, tras lo cual quedó demorado en la frontera. Eso sí, sufrió un golpe en el hombro y un raspón.

Al tiempo que su historia se viralizaba en las redes sociales, sus padres pedían por su regreso en los medios hondureños. "En ningún momento yo le di permiso. Él salió 'queditamente'", aseguró José Castellanos al noticiero de Canal 3. Y agregó: "Yo no me di cuenta hasta que él me llamó de Copán (noroeste de Honduras) y avisó que iba ya rumbo a Estados Unidos".

El padre trabaja como agente de seguridad y su madre es desocupada. Y aunque reconocieron los problemas económicos, dijeron que a su hijo nunca le faltó comida. "El deseo de él es ayudarnos a todos nosotros", aseveró José. En eso coincide con su hijo. Porque mientras recibía atención en el puesto de inmigración, Mario le contó a la BBC Mundo que en Honduras vendía chicles para ayudar en la casa, que por eso solía faltar a la escuela y que incluso lo querían meter en una pandilla de su barrio. 

Por estas horas, Mario se encuentra en un albergue para menores migrantes en Tapachula, México. Y si bien la idea de las autoridades era deportarlo antes del fin de semana, el joven ya avisó que piensa no abandonar su sueño. "Voy a seguir, hasta llegar en el nombre de Dios", dice en un video que se volvió viral.