Ante el congreso de la Iglesia Evangélica alemana, la canciller, Angela Merkel, calificó el asesinato del político regional Walter Lübcke, presuntamente perpetrado por neonazis, como un reto al Estado.
"La ultraderecha tiene que ser combatida en sus gérmenes y sin ningún tipo de tabú. De lo contrario, tendremos una pérdida absoluta de credibilidad", declaró Merkel en su discurso.
La mandataria recordó que a los deudos de las víctimas del grupo terrorista Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU) se les había prometido esclarecer los asesinatos e investigar las redes de ultraderecha que los habían apoyado. "Por eso, el Estado tiene un desafío, y el Gobierno lo toma muy en serio", señaló la canciller.
Sobre el asesinato del político local Walter Lübcke, jefe de distrito de Kassel, la canciller democristiana (CDU) dijo que se trata de un hecho ante el que el Estado tiene el desafío de mirar hacia todos los ámbitos donde pueda haber tendencias de extrema derecha.
Lübcke fue asesinado en la noche del 1 al 2 de julio y un ultraderechista, Stephan E., está detenido como sospechoso. Además, las autoridades creen que el autor material del crimen tuvo cómplices. La Fiscalía General ha asumido el caso por considerar que se trata de un asesinato político con trasfondo ultraderechista.
El ministro del Interior, el socialcristiano Horst Seehofer (CSU), homologó al extremismo de derechacon el "terror islamista" y anunció una lucha intensificada en su contra. El extremismo de derecha se ha "convertido en un verdadero peligro para nuestra sociedad", dijo al grupo de medios Funke. El ministro de Exteriores, el socialdemócrata Heiko Maas (SPD), por su parte, convocó protestas contra la derecha.