El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reunió en el primer sábado de campaña a una multitud en Sao Paulo, y dijo estar listo para ganar las próximas elecciones y volver al poder, pese a que muchos lo "creyeron muerto".
Lula congregó a miles de personas en el Vale de Anhangabaú, una popular zona de la capital y con alto simbolismo político, ya que en 1984 fue escenario de la mayor manifestación que se vio en el país contra la dictadura militar entre 1964 y 1985.
"Hubo mucha gente que creyó que Lula estaba muerto, que creyó que la izquierda estaba muerta", dijo, señalando que "estamos aquí para decir que todas nuestras ideas están vivas, que queremos democracia, salarios dignos, educación" y "que vamos a ganar estas elecciones", afirmó.
Apoyado por la multitud y las encuestas, que en forma unánime le atribuyen un 45% de las intenciones de voto frente al 30% que obtendría Bolsonaro, Lula le envió un mensaje directo al actual mandatario, de quien dijo que "el pueblo está cansado".
"Se prepare Bolsonaro. No tenga miedo de Lula, porque será el pueblo el que lo va a sacar de la Presidencia", dijo en un discurso de casi una hora, en el que mencionó el crecimiento de los abismos sociales durante la gestión de la ultraderecha.
"Hoy hay 33 millones de personas que no tienen qué comer" en Brasil, un país que "es uno de los mayores productores de alimentos del mundo y eso no tiene explicación", declaró Lula, que citó reportajes recientes que han mostrado a personas "buscando huesos" entre la basura.
"Gobernar es cuidar de las personas" y "sobre todo de las más necesitadas", no "hacer propaganda de armas y de violencia", dijo Lula acompañado por dirigentes de los nueve partidos que ha sumado al amplio frente progresista que apoya su candidatura.
También respondió indirectamente a mentiras difundidas en las redes sociales y que aseguran que, en caso de victoria, Lula pretende cerrar las iglesias, las que son atribuidas a grupos bolsonaristas.
"Esa cuestión religiosa está tan de moda ahora. Hay muchas 'fake news' religiosas y mucho demonio siendo tratado como Dios y mucho demonio haciendo de las iglesias una tribuna política", dijo Lula, apuntando que "la iglesia no puede tener un partido político ni cuidar de los falsos profetas y fariseos que engañan al pueblo de Dios".