El presidente argentino, Javier Milei, cerró el encuentro de movimientos ultraderechistas latinoamericanos en Brasil con un discurso teórico sobre los males del socialismo, en que no hizo ninguna mención al jefe de Estado de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
En la instancia, el mandatario sostuvo que su ideario libertario puede ser aplicable en otros países latinoamericanos que han sido arruinados por el socialismo.
"Quiero decirles que soplan vientos de cambio en el mundo y que la gente ya sabe que el socialismo es un sistema que empobrece y por eso comienzan a rechazarlo. Los vamos a sacar a patadas de donde estén", afirmó.
Sostuvo que, por ahora, va venciendo la lucha contra la inflación y contra un sistema económico totalmente regulado, y que con eso conseguirá sacar de la miseria a los argentinos, algo en lo que, en su opinión, la oposición socialista no está interesada.
"Vamos a salir de la miseria les guste o no a los socialistas. Avanzaremos con su apoyo o sin su apoyo y pese a que han movido cielo y tierra para boicotearnos. No pasarán. No lo lograrán. Vamos a sacar al país adelante", expresó.
Agregó que es hora de que el mundo despierte y destierre el socialismo, un sistema que, dijo, ha asesinado a más de 150 millones de personas en todo el mundo.
"Para los menos optimistas, que creen que la batalla está perdida y que no podemos enfrentar las estructuras ya montadas, sepan que quien les habla llegó al poder sin esas estructuras gracias a la convicción de que la vida sin libertad no merece ser vivida. Así que confíen en ustedes y tenga fe de que si lo hacen con convicción lo lograrán", concluyó.
Las supuestas y esperadas provocaciones del libertario al líder progresista brasileño, con el que nunca se ha reunido ni tiene una buena relación, se limitaron a los abrazos que tuvo con el expresidente Jair Bolsonaro, el líder de la ultraderecha en Brasil y principal adversario político de Lula.
El pronunciamiento del presidente argentino en su primera visita a Brasil había generado gran expectativa ante la posibilidad de que reiterara sus críticas a Lula, a quien tildó de comunista y corrupto, y provocó una crisis diplomática entre ambos países.
Lo anterior se debe que Milei alegó problemas de agenda que le impiden asistir a la cumbre que tendrá el Mercosur el lunes en Asunción, en la que se encontraría con Lula, pero confirmó su participación en la quinta versión latinoamericana de la Conferencia de Política de Acción Conservadora (CPAC), el mayor y más influyente foro de derechista del mundo, que concluyó este domingo en Brasil.
La conferencia de derechistas contó con la participación de cerca de 3.500 personas, entre ellos líderes de la ultraderecha como el republicano José Antonio Kast y el mexicano Eduardo Verástegui.
La semana pasada, Lula dijo que aún no había tenido contactos con Milei pues espera que este le pida "disculpas", tanto a él como "a Brasil" por sus declaraciones, pero el argentino respondió inmediatamente que no pediría perdón por decir la verdad.
Los temores de una crisis se desvanecieron tras la rápida visita privada que el presidente argentino hizo este domingo a Balneario Camboriú, en donde se mostró a gusto con los principales adversarios de Lula, pero se abstuvo de cualquier comentario o acto que pudiese amenazar las relaciones entre los dos países.
Pese a que en algún momento de su pronunciamiento se refirió a Bolsonaro como un líder de la libertad que sufre persecuciones en Brasil, Milei se limitó a leer en la cita de los ultraderechistas un discurso contra el socialismo sin ninguna mención al Gobierno brasileño ni a las relaciones entre los dos países.