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Muere Alicia Alonso, la bailarina de ballet más icónica de América Latina

Alicia Alonso, la legendaria bailarina de danza clásica de Cuba, murió este jueves a los 98 años de edad, según informó el Ballet Nacional de Cuba (BNC).

Alonso falleció en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ) de La Habana, donde se encontraba por problemas de salud.

Cómo Alicia Alonso siguió bailando a pesar de su ceguera

Fue una de las más reconocidas bailarinas de ballet y coreógrafas del mundo, cofundadora del BNC y responsable de entrenar a varias generaciones de bailarines durante la revolución cubana.

Alonso también participó en la fundación del American Ballet Theatre en Estados Unidos y hasta el final de sus días se mantuvo al frente del BNC.


Conocida como Prima Ballerina Assoluta, recibió también el Premio Nacional de Danza en Cuba y la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, en España, entre muchos otros reconocimientos como el grado de Oficial de la Legión de Honor, que le otorgó en 2003 el entonces presidente de Francia, Jacques Chirac.
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En 2015, el gobierno de Cuba decidió ponerle su nombre al Gran Teatro de La Habana.

Alonso se destacó internacionalmente por la calidad de sus interpretaciones, que aún hoy siguen siendo de referencia.

Con apenas 19 años, la visión de Alicia Alonso comenzó a deteriorarse y se le diagnosticó desprendimiento de retina.
"Desde muy pequeña estuvo obsesionada con la representación artística de la belleza", señala Will Grant, corresponsal de la BBC en La Habana.

Alonso hizo su debut como bailarina en "La Bella Durmiente" de Tchaikovsky y, a los 16 años de edad, se casó y se mudó a Nueva York, donde entrenó en la School of American Ballet.

Fue en Estados Unidos donde comenzó su consagración. Sus talentosas interpretaciones, especialmente en la obra Giselle, recabaron el aplauso unívoco de la crítica: había nacido una estrella.

Sin embargo, su prometedora carrera se tropezó con un gran obstáculo: en 1941 fue diagnosticada con desprendimiento de retina.

Pese a ser operada quedó parcialmente ciega, pese a lo cual continuó bailando con la ayuda de sus compañeros y de luces en el escenario que le servían de guía.

En 1959, con el triunfo de la Revolución Cubana, Alonso regresó a la isla y, con la bendición de Fidel Castro, estableció el Ballet Nacional de Cuba, donde ella no solo hizo carrera sino que estableció escuela.