Oh I'm just counting

Muerte de primer perro con coronavirus en EE.UU. desata temor entre dueños de mascotas

Una de las primeras alertas surgieron en Asia, en febrero, cuando el coronavirus recién se empezaba a expandir por el planeta.

El Centro de Protección Sanitaria de Hong Kong pidió a los pacientes infectados por Covid-19 en la región y que tuvieran una mascota, que las entreguen para someterlas a una cuarentena de dos semanas.

A esas alturas, las autoridades sanitarias ya sospechaban lo que se confirmaría más tarde: que las mascotas, como perros y gatos, pueden contraer la enfermedad desde un humano.

El antecedente más certero que poseían era el del perro de una mujer de 60 años contagiada con coronavirus que diera positivo en los exámenes a los que fue sometido. Pese a que el perro no experimentó síntomas, sería el primer caso documentado en el mundo de un perro con coronavirus transmitido desde un humano.

Desde entonces, los casos se fueron multplicando: un gato en Bélgica, los tigres del zoológico del Bronx en Nueva York, probablemente contagiados por su cuidador humano que también dio positivo por la enfermedad, y el primer caso de un perro en EE.UU. Desde entonces, varios animales de compañía dieron positivo de Covid-19 durante los primeros días de la pandemia.

Los casos desataron el temor de los dueños de mascotas, sobre las consecuencias que sus animales contraigan la enfermedad, temores que se amplificaron esta semana, después que se supiera de la muerte de Buddy, un pastor alemán de siete años que falleció después de ser infectado con Sars-CoV-2. La noticia fue dada a conocer el miércoles por National Geographic, que publicó una desgarradora historia sobre Buddy.

Buddy pareció contradecir la evidencia científica acumulada durante el desarrollo de la pandemia, respecto a que los dueños de mascotas no deberían preocuparse: un número muy pequeño de animales de compañía han resultado infectados, y de los contagiados, ninguno había experimentado síntomas importantes, y menos, había muerto.

Pero la muerte de Buddy el pasado 11 de julio, y quien se enfermó a mediados de abril -el primer perro en EE.UU. en ser confirmado positivo- alteró la tranquilidad de muchas personas.