Mientras muchos de los líderes latinoamericanos se reunían el lunes para el inicio de la Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, un puñado de inmigrantes y sus simpatizantes salieron a las calles ondeando banderas y carteles para ventilar sus diferencias políticas con sus países de origen.
¿El mensaje predominante? No más hombres fuertes. No más mano dura.
“¡No necesitamos países donde existan dictaduras!”, gritaba un grupo de nicaragüenses reunidos en la esquina de la calle Figueroa y bulevar Pico frente al Centro de Convenciones, sede principal de la cumbre. “¡No más dictaduras en América Latina!”, insistían.
A pocos metros de distancia, los manifestantes salvadoreños hicieron eco del estribillo: “¡No queremos dictaduras!”.
Casi todas las protestas del lunes tuvieron como objetivo a Nayib Bukele de El Salvador o Daniel Ortega de Nicaragua. Los Ángeles alberga a unas 425 mil personas de ascendencia salvadoreña, la mayor concentración en Estados Unidos, y a unas 39 mil de origen nicaragüense, según cifras del censo.
Las realidades políticas de Nicaragua y El Salvador difieren en ciertos aspectos. Nicaragua está gobernada por un ex-líder guerrillero marxista; El Salvador por un exalcalde populista y empresario.
Pero algunos inmigrantes centroamericanos que ahora viven en el sur de California creen que, a pesar de todas sus diferencias, Ortega y Bukele son como verse en un espejo. Y las tácticas utilizadas por sus críticos en Estados Unidos también se parecen entre sí.
En 2018, Grettel Campbell creó la organización Nicaragua Libre L.A, luego del estallido de protestas contra los cambios en el sistema de seguridad social, que fueron violentamente reprimidas por el gobierno de Ortega, dejando más de 300 muertos y miles de heridos, exacerbando la preocupación internacional por las violaciones a los derechos humanos.
“El objetivo es denunciar”, dijo la oriunda de la capital, Managua, y ahora residente en Los Ángeles. “El objetivo principal es sacar a Ortega”.
Hace veinte años, Dámaris Rostrán se fue de Nicaragua a Nueva York. Hoy es una de las líderes de la organización Mesa de Trabajo New York y New Jersey, integrante de una red de 23 entidades estadounidenses que trabajan en visibilizar lo que sucede en Nicaragua.
“Estados Unidos necesita volver la mirada hacia América Latina”, dijo la activista apostada en la esquina de Figueroa y Pico.
Señalando a un grupo de manifestantes salvadoreños a pocos metros de distancia, Rostrán dijo que el tipo de represión política que se ha apoderado durante mucho tiempo de Cuba, Nicaragua y Venezuela también está presionando a El Salvador.
“Lo que ha hecho Ortega en 10 años, Nayib Bukele lo ha logrado en dos”, dijo la oriunda de Managua.
La Cumbre de las Américas, creada en 1994, tiene como objetivo reunir a los jefes de Estado, organizaciones de la sociedad civil y líderes cívicos del continente en torno a objetivos regionales compartidos, incluida la promoción de la democracia y los derechos humanos, al menos en teoría.