No fue tarea fácil para Nicolás Maduro suceder a Hugo Chávez como líder de la revolución venezolana. Heredero de un personaje que mantuvo bajo control a Venezuela durante 14 años, el actual presidente se prepara para dar continuidad al proyecto bolivariano, en las elecciones del próximo domingo, cuando su triunfo se da por descontado.
Militantes de los principales partidos políticos opositores venezolanos no participarán en las elecciones; algunos están proscritos y otros consideran que el proceso comicial está viciado y que favorece abiertamente al actual presidente. Los rostros visibles de los antagonistas al mandatario bolivariano están presos o en el exilo.
Las divisiones en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y el Frente Amplio por la Liberación de Venezuela son evidentes y en la actualidad la oposición nacional no cuenta con un líder de peso que pueda enfrentar a Nicolás Maduro.
Sin el carisma, retórica, dinero y capacidad de persuasión de su antecesor, el actual presidente fue sorteando dificultades hasta consolidar su liderazgo al interior de la revolución. Una crisis económica y social sin precedente, una oposición unida que venía de un triunfo importante en las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional (2015) y las dudas sobre la capacidad del gabinete ejecutivo no fueron factores que comprometieron la continuidad del gobierno actual.
Así lo considera el economista y consultor gerencial, Benjamín Tripier, en conversación con Metro World News. “Sin pausa, ha ido consolidando la revolución bolivariana, aunado a los grupos de poder que conforman el aparato estatal: el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, la Fuerza Armada Nacional y la Asamblea Nacional Constituyente. En este escenario de efectuarán las elecciones del domingo 20”, afirmó.
Maduro enfrenta al exgobernador del estado Lara (occidente), Henri Falcón, quien proviene de las filas del oficialismo y quien ha prometido enfrentar la crisis económica y dolarizar los salarios de los venezolanos.
La hiperinflación sacude a esta nación petrolera. Tanto Falcón como otro contrincante a Maduro, el pastor evangélico Javier Bertucci, han prometido trabajar para recuperar la economía y el poder de compra de los sueldos. El candidato a la reelección promete futuro, patria y una Venezuela unida.
Sobre encuestas
Sondeos de opinión divulgados en Caracas apuntan a que al menos ocho de cada diez venezolanos estima que la situación del país es mala o muy mala. En el grupo se incluyen simpatizantes del gobierno y de la oposición.
En relación con la intención de voto para el domingo, el grupo pro oficialismo, que representa 30% de apoyo al gobierno, está muy dispuesto a participar, mientras que el casi el 70% que rechaza a Maduro se debate entre participar o no en los comicios, calificados como “no competitivos”, por dirigentes políticos antagonistas a Maduro.
Para el sociólogo Oscar Schemel, presidente de la encuestadora Hinterlaces, “Maduro está en campaña desde hace mucho tiempo y se ha convertido en el protector del pueblo venezolano con su política de pago de bonos de compensación para enfrentar la hiperinflación. El presidente ha construido una imagen a pesar de que es rechazado por el 51% de los venezolanos”. Aseveró que 80% de los militantes y simpatizantes del oficialismo están dispuestos a votar el domingo y que “con ese apoyo es suficiente para ganar una elección”.
El consultor Benjamín Tripier afirma que “de eso se trata… de tener 30% o 20% a favor y 80% en contra y gobernar y ganar elecciones; es cómo triunfar siendo minoría política y social (…) la respuesta está en un férreo control social que hace que “candelita que se prende, candelita que se apaga” (protestas y conflictos) tanto en el ámbito civil como en el militar”.
Advierte que “tanto poder (para el gobierno) poder llevar a la arrogancia y a la soberbia, y éstas llevan a perder los fusibles y alertas protectoras cuando son más necesarias. Las vulnerabilidades actuales del chavismo provienen del exceso de poder y de la práctica de reemplazar participación por control. Las protestas civiles son aisladas, atomizadas y controladas, y los movimientos militares también son aislados y castigados con dureza”.