La pandemia del coronavirus Covid-19 implica cambios en un territorio de Oceanía. El gobierno de Nueva Zelanda adelantó que comenzará un plan de reapertura progresiva de sus fronteras. Las medidas buscan atender las exigencias de sus ciudadanos que quedaron varados en el extranjero.

La nación oceánica es una de las que introdujo las restricciones más duras ante los contagios por SARS-CoV-2. En la actualidad mantiene diferentes etapas de bloqueos en las ciudades por la variante delta. El ejecutivo laborista logró que a la fecha sólo 28 personas fallecieran entre cinco millones de habitantes.

El ministro encargado de la pandemia Chris Hipkins entregó los detalles del programa. Desde noviembre los viajeros de un grupo de pequeños estados insulares del Pacífico podrán ingresar a Nueva Zelanda sin cumplir cuarentena. Para otros países calificados de bajo riesgo se aplicará esa medida pero a inicios de 2022.

Hipkins indicó que los 14 días de aislamiento para todos los llegados del extranjero se recorta a siete días desde noviembre. El gobierno de Jacinda Ardern también evalúa reemplazarse el aislamiento en hogares y no en hoteles de forma obligatoria. El país oceánico mantiene severas restricciones a la movilidad internacional.

Deutsche Welle informa que la presión de sus ciudadanos en el extranjero se debía a la dificultad de encontrar cupos de hotel destinados al aislamiento. De forma interna el gobierno no desea aumentar las restricciones regionales, pese a contagios por delta en algunas de las ciudades más habitadas.