La oposición venezolana retomó en los últimos días la ofensiva para sacar del poder al presidente Nicolás Maduro, abogando por quebrar el decisivo apoyo militar, reactivar las protestas y estrechar el cerco diplomático y económico internacional contra el gobierno.
Encabezados por Juan Guaidó, jefe del Congreso, de mayoría opositora, los adversarios del gobierno socialista tratan de golpearlo en varios frentes, aprovechando la creciente presión de Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y gran parte de América Latina, que no reconocen el segundo mandato que inició Maduro el 10 de enero.
El Parlamento declaró al mandatario “usurpador” de la presidencia, prometió “amnistía” a militares que no lo reconozcan y pidió a la comunidad internacional congelar activos y cuentas de Venezuela.
Sus decisiones son consideradas nulas, sin embargo, por el Poder Judicial, de línea oficialista, que lo declaró en desacato en 2016.
Como parte de su hoja de ruta, Guaidó llamó a manifestaciones el 23 de enero en respaldo a un “gobierno de transición”, ante lo que el oficialismo convocó una contramarcha. Será el primer gran pulso en la calle tras las violentas protestas que dejaron unos 125 muertos entre abril y agosto de 2017.