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Papa Francisco y su visita a Irak: “Que las mujeres sean respetadas y defendidas, que se les brinden cuidados y oportunidades”

Hace siete años, Munir Jibrail abandonó Qaraqosh cuando los yihadistas plantaron allí sus banderas negras. Hoy ha regresado y espera al Papa vestido totalmente de blanco.

"Es maravilloso ver al Papa! Uno nunca habría imaginado que llegaría a Qaraqosh”, ciudad que fue destruida junto con su iglesia por el grupo Estado Islámico (EI), dice a AFP el profesor de matemáticas de 61 años.

“Tal vez esto ayude al país a reconstruirse y que nos traiga por fin el amor y la paz”, asegura, mientras a su alrededor todos se agitan por la primera visita de un Papa a Irak.

El pontífice, de 84 años, entró en Qaraqosh en medio de una multitud que agitaba palmas y ramas de olivo. Un símbolo de paz que necesitaban los residentes, que en el verano de 2014 vieron llegar las camionetas con las banderas negras del EI .

En pocos días, casi todos los 55.000 cristianos de la ciudad se marcharon. Igual que Munir Jibrail, la gran mayoría fue rumbo al este, hacia el Kurdistán iraquí.

Durante tres años, echaron de menos su ciudad, donde los yihadistas intentaron borrar cualquier rastro de los cristianos que estaban allí desde hacía siglos.