En un discurso en Ankara, reiterando conceptos que ya expresó en el pasado, Erdogan comparó el trato que reciben los musulmanes en Europa con el de los judíos antes de la Segunda Guerra Mundial, y acusó a algunos dirigentes europeos de “fascismo” y “nazismo”.
“Se está llevando a cabo una campaña de linchamiento contra los musulmanes parecida a la de los judíos de Europa antes de la Segunda Guerra Mundial”, declaró.
“Así como en Francia algunos dice ‘no compren las marcas turcas’, me dirijo desde aquí a mi nación: ‘Sobre todo no presten atención a las marcas francesas, no las compren”, agregó.
Las palabras de Erdogan reflejan la indignación con Macron que cunde en parte del mundo islámico, desde donde se llama a un boicot a los productos franceses.
“No vamos a ceder al chantaje”, dijo hoy Geoffroy Roux de Bézieux, presidente de la principal organización patronal de Francia, Medef, que pidió a las empresas francesas que antepongan sus “principios” a los negocios.
La tensión escaló a tal nivel que la canciller alemana, Angela Merkel, salió en defensa de su par francés y criticó abiertamente al mandatario turco.
“Son comentarios difamatorios que son completamente inaceptables, particularmente en el contexto del horrible asesinato del profesor francés Samuel Paty por parte de un islamista fanático”, aseguró su vocero Steffen Seibert, citado por la agencia de noticias AFP.
Sin embargo, Turquía no fue el único país del mundo musulmán que se sumó al boicot.
El Gobierno del primer ministro paquistaní, Imran Khan, convocó hoy al embajador francés en su país, Marc Barety, para condenar las declaraciones de Macron y expresarle que considera que “incentivan la islamofobia”.
En la raíz de la ira de parte del mundo musulmán está la defensa de la libertad de expresión hecha por Macron la semana pasada en un homenaje nacional a Samuel Paty, un profesor decapitado en un ataque islamista por mostrar en clases caricaturas del profeta Mahoma.
Desde el sábado por la noche, los productos franceses comenzaron a ser retirados de las estanterías de los supermercados en Doha, Qatar.
Hoy, la ministra de Cultura francesa, Roselyne Bachelot, llamó al “apaciguamiento”. Francia no está luchando “contra los musulmanes franceses” sino contra “el islamismo y el terrorismo”, aseguró.
Macron tuiteó poco después: “Apreciamos la libertad, garantizamos la igualdad, vivimos la fraternidad con intensidad. Nada nos hará retroceder, nunca”.
La ira también aumentaba en Jordania, donde varios videos en redes sociales mostraban productos franceses retirados de estantes de supermercados o sustituidos por productos de otros países.
También se lanzaron llamados a manifestar en los territorios palestinos de la Franja de Gaza y en Ammán, la capital de Jordania
Este fin de semana, se celebraron varios actos contra Francia en Túnez, un país árabe del norte de África, y en algunas regiones de Siria.
La Cancillería de Marruecos, por su parte, dijo que el reino condenaba “enérgicamente la publicación de caricaturas ultrajantes para el islam y el profeta”.
El movimiento ultraintegrista talibán de Afganistán, por su parte, condenó las “declaraciones del presidente francés” y las calificó de “ignorantes e islamófobas”.
Las empresas de alimentos, bienes de lujo y cosméticos podrían verse particularmente afectadas por este boicot en los países del norte de África y de Medio Oriente.