Vladimir Putin llega a los 20 años en el poder absoluto de Rusia. Cuando fue nombrado primer ministro, muchos pensaban que el desconocido jefe del ex-KGB continuaría las reformas democráticas tras la caída de la Unión Soviética. Pero desde entonces impuso su poder unipersonal y veinte años más tarde parece decidido a conservarlo.
Estas últimas semanas, la negativa de las autoridades a dejar que la oposición se presente en las municipales de varias grandes ciudades rusas, entre ellas Moscú, así como la dura represión policial y judicial del movimiento de protesta que siguió dejan pocas dudas.
Tras haber marginado a todas las voces críticas, el exagente de los servicios de inteligencia de 66 años, popular por devolver a Rusia a un lugar preponderante en el escenario internacional y logrado cierta de estabilidad, no piensa dejar que la oposición asome la cabeza. Y eso a pesar de que la Constitución no le permite presentarse a un nuevo mandato en 2024.