La concejala brasileña Marielle Franco, del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y que se había convertido en una crítica de la intervención del Ejército en la seguridad de Río de Janeiro, fue asesinada a balazos en el centro de esa ciudad.

Franco, una conocida activista de los derechos humanos, fue baleada anoche, cuando transitaba en su vehículo por una calle del centro de la ciudad tras participar en un acto político.

Su vehículo recibió nueve impactos de bala, tres le dieron en la cabeza y otros tantos alcanzaron al conductor, mientras que una asesora de la política, identificada como Fernanda Chaves, sufrió heridas. La Policía Civil de Río de Janeiro informó que el ataque fue efectuado por pistoleros que estaban en otro vehículo.

Pese a que los investigadores admitieron que no hay indicios de que se tratara de un asalto, hasta ahora no calificado el crimen como un atentado político.

El crimen ocurrió casi un mes después de que el presidente brasileño, Michel Temer, decretara una intervención del Ejército en la seguridad de Río de Janeiro para combatir la ola de violencia.

Tras conocerse el hecho, miles de personas reclamaron justicia en un emotivo homenaje a Marielle Franco. Los cuerpos de Franco y del conductor, Anderson Pedro Gómez, fueron recibidos por una multitud en la Cámara Municipal con gritos de "Marielle presente".

Un cordón de mujeres negras, a quienes defendía especialmente, recibió los féretros velados durante horas en una ceremonia en la Cámara antes de recibir sepultura en dos cementerios diferentes.

"Intentaron callar su voz. Quiero decir que hoy (el conjunto de favelas de) Maré con certeza llora, Río llora, Brasil entero llora", dijo su hermana Anielle, que afirmó que la activista no había recibido ninguna amenaza.

El presidente Michel Temer prometió que este crimen de "extrema cobardía" no quedará impune, mientras el ministro de Justicia, Torquato Jardim, encuadró el asesinato en la ola de violencia que sacude Río.

En Chile, en tanto, se desarrolló una velatón en la Embajada de Brasil en Santiago, ubicada en la esquina de la Alameda con Manuel Rodríguez, hasta donde llegaron cerca de 200 personas.