El sistema de protección civil de Nueva Zelanda emitió el domingo un alerta tras un sismo de magnitud 7,4 que se registró en el Océano Pacífico, próximo de las islas Kermadec, un territorio neozelandés inhabitado.
En tanto, el SHOA descartó que dicho movimiento telúrico pueda generar un tsunami en las costas chilenas.
El Instituto Geológico Estadounidense anunció que el epicentro de ese sismo se localizó a 34 kilómetros de profundidad y a unos 928 kilómetros al nordeste de la ciudad neozelandesa de Tauranga.
Según la protección civil, el sismo provocaría corrientes fuertes y peligrosas que representan “una amenaza para las actividades sobre las playas, los puertos y estuarios, y para la navegación de pequeñas embarcaciones”.
Esos efectos podrían sentirse en varias islas del Pacífico Sur, como Samoa, Cook y Fiji.
Poco más tarde, sin embargo, la defensa civil moderó su propio alerta anunciando que no había amenazas de daños materiales en el territorio neozelandés.