"Frustrada" con unos diputados británicos que se resisten a aprobar su acuerdo de Brexit, Theresa May pidió el miércoles a la Unión Europea una corta prórroga de la fecha de salida, y no la larga que muchos esperaban, arriesgándose a provocar con ello una rebelión parlamentaria.
"He escrito esta mañana al presidente (del Consejo Europeo, Donald) Tusk informándole de que Reino Unido desea una extensión del Artículo 50 (que rige la salida de un país miembro, ndlr) hasta el 30 de junio", anunció May ante la Cámara de los Comunes.
Anteriormente, un portavoz de Downing Street había anunciado que "la primera ministra no pedirá un aplazamiento largo" a la Unión Europea argumentando que "los ciudadanos de este país llevan casi tres años esperando".
"Están hartos de que el Parlamento no tome una decisión y la primera ministra comparte su frustración", agregó.
Las reacciones de los diputados iracundos no se hicieron esperar, anticipando una posible rebelión del Parlamento contra la decisión del ejecutivo.