Fortalecida tras superar una moción de censura, la primera ministra británica, Theresa May, viaja este jueves a Bruselas a pedir “garantías” para salvar el acuerdo del Brexit a unos socios europeos comprensivos, pero que rechazan de plano modificar el pacto.
“Está claro que el acuerdo de retirada no se abrirá ni se modificará”, dijo en la víspera el canciller austríaco, Sebastian Kurz, cuyo país asume la presidencia pro témpore del bloque.
La cumbre de mandatarios este jueves y viernes pone la guinda a una semana de drama del Brexit, en la que Theresa May logró que sus propios diputados no le arrebataran las llaves del número 10 de Downing Street ni las riendas de la negociación con Bruselas.
Pero pese a su victoria en Londres, el rechazo en el parlamento británico al acuerdo de divorcio negociado con Bruselas sigue patente, con el mecanismo de último recurso acordado para evitar una frontera para bienes en la isla de Irlanda, en el ojo del huracán.