El arzobispo de Santiago, Celestino Aós, fue investido por el papa Francisco durante esta tarde, en una ceremonia presencial, como nuevo cardenal del Vaticano.
Con esto, Aós, nacido en Unciti, España, 1945 se convirtió en el octavo "príncipe purpurado" de la Iglesia católica chilena y el segundo que nombra el pontífice argentino.
El capuchino español, que es arzobispo de Santiago desde diciembre de 2019 y que llegó a este país en 1983, fue la apuesta del papa Francisco para la renovación del episcopado en este país tras la grave crisis abierta por los abusos en el seno del clero chileno y el encubrimiento por parte de sus obispos.
Cabe señalar que, además, el nuevo cardenal, al tener menos de 80 años, podrá votar por un nuevo pontífice en caso de que se produzca el vacante en el puesto, en el Colegio Cardenalicio.El papa Francisco sigue su labor de reforma de la jerarquía de la Iglesia Católica con la investidura este sábado de trece nuevos cardenales que comparten su visión a favor de los pobres, en una ceremonia en el Vaticano con menos fieles e invitados debido a la pandemia.
El primer papa latinoamericano de la historia, de 83 años, que está diseñando su legado, entregó el título cardenalicio a los nuevos cardenales, entre ellos nueve electores, es decir con derecho al voto en un futuro cónclave para la elección de su sucesor.
Durante la homilía en la basílica de San Pedro, el papa les advirtió sobre la tentación de caer en “la corrupción” durante la vida religiosa y sobre todo de sentirse una “eminencia”.
“Por ejemplo, el rojo púrpura del hábito cardenalicio, que es el color de la sangre, puede convertirse, por el espíritu mundano, en una distinción eminente. Así uno no se siente más pastor sino una eminencia. Cuando sientas eso, te sentirás fuera del camino”, advirtió.
La ceremonia estuvo marcada por la pandemia de coronavirus, por lo que los once nuevos cardenales, con sus trajes litúrgicos rojos, asistieron con mascarillas, sentados a distancia para evitar la propagación del virus.
Debido a la emergencia sanitaria la ceremonia contó con una participación muy reducida de fieles e invitados, cerca de un centenar.
El Vaticano respeta las restricciones dispuestas en Italia por la pandemia y dos de los designados, provenientes de Asia, no pudieron estar presentes y tuvieron que seguir la ceremonia a través de internet, un hecho inédito en la historia de la Iglesia.
Los 13 nuevos purpurados son seis italianos, un mexicano, maltés, un español, un estadounidense, un filipino, un ruandés y uno de Brunei.
En la lista se destacan el arzobispo de Santiago, el español radicado en nuestro país, Celestino Aós, y el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas (México), el mexicano Felipe Arizmedi Esquivel, quien supera los 80 años y no podrá participar al cónclave.
Esos dos nuevos purpurados tuvieron que cumplir una estricta cuarentena de 10 días en el Vaticano y someterse a pruebas de diagnóstico del covid.
Párrocos, frailes y obispos de todos los continentes
Los nuevos cardenales forman un conjunto bastante heterogéneo, “bergogliano”, del nombre del papa argentino Jorge Mario Bergoglio, sostienen algunos expertos en asuntos del Vaticano.
Figuran párrocos, un fraile franciscano, un nuncio jubilado, un exdirector de Caritas, un predicador de la Casa Papal, algunos miembros de la Curia y obispos de varios continentes y tierras de misión.
Francisco amplía por séptima vez el colegio cardenalicio, prácticamente una vez por año, para dejar su huella y trazar el surco de la iglesia que sueña, más cercana a los pobres, a los olvidados de la tierra.